Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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lunes, 13 de mayo de 2013

Noticia: Nuevas recomendaciones para la actividad sexual en pacientes con enfermedad cardíaca


Autor:
Marta Farrero



La actividad sexual es un componente importante de la calidad de vida de los hombres y mujeres que sufren algún tipo de cardiopatía. La disminución de la actividad sexual es común en los pacientes con enfermedad cardiovascular, y muchas veces se relaciona con la ansiedad o la depresión


La American Heart Association (asociación americana del corazón) ha emitido un documento de consenso para emitir recomendaciones y mejorar la comunicación médico-paciente. Las conclusiones recopiladas en este documento están basadas en estudios publicados y acuerdos entre expertos de las sociedades internacionales.

Durante la actividad sexual se observa un aumento ligero de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, comparable a lo que sucedería al practicar un ejercicio físico ligero-moderado. Varios estudios muestran que el esfuerzo realizado al practicar sexo es de 3 o 4 METS, lo que equivaldría a subir dos pisos de escaleras.

El 5% de los episodios de angina de pecho, menos del 1% de los infartos y el 0,5% de las muertes súbitas suceden durante el acto sexual. Estos eventos son más frecuentes en aquellas personas sedentarias, con enfermedad coronaria severa o con síntomas de angina a mínimos esfuerzos y en situaciones que se salen de la norma: al practicar sexo con una pareja no habitual, en un ambiente nuevo, tras consumo de drogas, comida o bebida excesivos.

Recomendaciones para la actividad sexual en la cardiopatía isquémica

La actividad sexual es razonable para pacientes sin síntomas de angina o cuando estos se presentan solamente a grandes esfuerzos. Los pacientes con angina a pequeños esfuerzos o en reposo deberían abstenerse hasta haber estabilizado su situación.

Las relaciones sexuales se pueden iniciar transcurrida al menos una semana de un infarto agudo de miocardio o de la implantación de stents, siempre que no haya complicaciones vasculares en el sitio de punción. Tras una cirugía de by-pass es recomendable diferir la actividad sexual entre seis y ocho semanas, para permitir una buena cicatrización de la herida esternal. Cirugías cardíacas mínimamente invasivas que no impliquen esternotomía permiten la vuelta a la actividad sexual antes.

Cuando existan dudas respecto a la capacidad de esfuerzo del paciente o cuando se haya hecho una revascularización incompleta, tanto por cateterismo como por cirugía (han quedado vasos enfermos que no se pueden tratar), sería recomendable realizar una prueba de esfuerzo, para objetivar la capacidad de ejercicio del paciente. Ante una prueba de esfuerzo negativa para isquemia, la probabilidad de padecer un infarto causado por el coito es extremadamente baja.

Recomendaciones para la actividad sexual en la insuficiencia cardiaca

Las alteraciones hormonales, vasculares, hemodinámicas y neurológicas que acontecen en la insuficiencia cardíaca contribuyen a la disfunción sexual que ocurre en el 60-90% de estos pacientes. Muchos pacientes refieren impotencia y una disminución marcada del deseo, y hasta el 25% refiere el cese absoluto de la actividad sexual.

La disfunción sexual se correlaciona con la capacidad funcional, pero no con la fracción de eyección (o fuerza del corazón que medimos con ecocardiografía o resonancia magnética). La actividad sexual se puede practicar sin problemas en aquellos pacientes sin limitación al ejercicio. Aquellos pacientes con ahogo a mínimos esfuerzos o en reposo deberían abstenerse hasta que mejore su situación. El entrenamiento, las posiciones acostados durante el coito, o los descansos, pueden mejorar el acto.
Recomendaciones para la actividad sexual en la enfermedad valvular

La actividad sexual es segura en los pacientes con enfermedad valvular leve o moderada y que no tengas síntomas o que sean muy ligeros. Los pacientes portadores de válvulas protésicas o válvulas reparadas normofuncionantes tampoco presentan un riesgo aumentado con la actividad sexual.
Recomendaciones para la actividad sexual en pacientes con arritmias, marcapasos o DAI (desfibrilador implantable)

Como ya se ha comentado, la aparición de muerte súbita es muy rara en relación con el acto sexual. El riesgo de sufrir arritmias en los pacientes con enfermedad cardiovascular no parece ser superior comparando con cualquier otra actividad física que implique un esfuerzo semejante. De esta forma, se considera que los pacientes con arritmias que puedan participar en actividades deportivas pueden también tener actividad sexual. Estos incluirían: pacientes con fibrilación auricular u otras arritmias auriculares con frecuencia cardiaca controlada, portadores de marcapasos, portadores de desfibrilador como prevención primaria (aquellos que nunca han tenido una arritmia ventricular pero que llevan DAI por tener una probabilidad superior a la población general para sufrirla), portadores de desfibrilador como prevención secundaria (ya han presentado arritmias ventriculares con anterioridad) que no presenten arritmias en similares cargas de ejercicio ni reciban choques apropiados frecuentes.

Aquellos pacientes que presenten arritmias con frecuencia cardíaca demasiado alta y no controlada, aquellos en quien el ejercicio induzca la aparición de arritmias ventriculares, y aquellos que hayan recibido múltiples descargas del desfibrilador implantable (DAI) deberán diferir la actividad sexual hasta estabilizar su cuadro.

Fármacos cardiovasculares y función sexual

Tradicionalmente múltiples fármacos utilizados en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares han sido relacionados con la disfunción eréctil, en especial los diuréticos y beta-bloqueantes.

Estudios más recientes han mostrado que utilizando los fármacos actuales solamente 3 hombres de cada 1000 desarrollan impotencia. Parece ser que la propia enfermedad y el efecto psicológico de tomar medicación está más relacionado con la disfunción eréctil que el propio fármaco.

En cuanto a las mujeres, no hay evidencia de que estos fármacos impacten negativamente en la función sexual, aunque algunos diuréticos pueden causar trastornos menstruales y disminución de la lubricación vaginal.

En conjunto, se considera que no deberían suspenderse aquellas medicaciones que mejoran el pronóstico y la supervivencia de los pacientes con cardiopatía por las suposiciones de su impacto adverso sobre la función sexual. Se pueden modificar para conseguir el perfil de menor efecto y a la vez investigar otras posibles causas de disfunción sexual, como la propia enfermedad cardiaca o vascular, la ansiedad o la depresión.
Tratamiento farmacológico de la disfunción sexual

Los inhibidores de la PDE5 (como el sildenafil , vardenafil o tadalafil) son generalmente seguros y efectivos para el tratamiento de la disfunción eréctil en pacientes con hipertensión arterial, cardiopatía isquémica estable e insuficiencia cardíaca compensada. Es importante recordar que no deben usarse concomitantemente con nitratos, puesto que puede provocar disminuciones severas e impredecibles de la tensión arterial. En caso de haber tomado alguno de éstos fármacos, es importante que no se administren nitratos en las siguientes 24-48h.

La seguridad de los PDE5 en mujeres no ha sido evaluada y no parecen ser efectivos para incrementar la libido. El uso de estrógenos por vía tópica vaginal es seguro en las mujeres con cardiopatías, y puede aliviar la sequedad y dolor en el coito.

Los efectos de los inhibidores PDE5 en los pacientes con estenosis aórtica o miocardiopatía hipertrófica no son conocidos, por lo que no están recomendados en estas patologías.
Factores psicológicos en la actividad sexual y la enfermedad cardiovascular

El soporte psicológico al paciente con cardiopatía y su pareja es fundamental, una discusión sobre la actividad sexual es apropiada para hombres y mujeres de cualquier edad con enfermedad cardiovascular.

El estrés y la disminución de la actividad sexual están asociados y son muy comunes en los pacientes con enfermedad cardiovascular. Esto está en parte causado por el miedo que el paciente o su pareja tienen a que la actividad sexual agrave el problema cardíaco. Esto puede empeorar la calidad de vida, afectar negativamente la salud psicológica y empeorar las relaciones, lo que puede conllevar depresión o ansiedad, lo que a su vez es un factor contribuyente a la disfunción eréctil en el hombre y la falta de libido en la mujer. Varios estudios han demostrado que una buena información al paciente y la pareja resultan en una mejoría importante de la calidad de vida.

Algunos consejos prácticos para mejorar las relaciones sexuales serían: estar bien descansado en el momento de iniciar la actividad, evitar entornos y parejas no familiares para minimizar el estrés, evitar comidas copiosas y consumo de alcohol y usar una posición que no restrinja la respiración. Llegar al orgasmo puede requerir más esfuerzo y puede no ser un objetivo adecuado al principio en algunos pacientes.
 
En resumen, la actividad sexual es un componente importante de la calidad de vida del enfermo cardiópata y su pareja. Los pacientes con enfermedad cardiaca que presentan pocos síntomas y tienen una buena capacidad funcional tienen un bajo riesgo de presentar eventos cardiovasculares con la actividad sexual. Si existen dudas sobre la seguridad de la actividad sexual en determinados pacientes, la realización de una prueba de esfuerzo puede aportar mayor evidencia.

El tratamiento farmacológico de la disfunción eréctil con inhibidores de PDE5 es seguro en la mayoría de los casos. La atención psicológica a los pacientes y sus parejas, (hombres y mujeres, jóvenes y ancianos) puede mejorar en muchos casos la disfunción sexual, que se relaciona con frecuencia con síntomas de ansiedad o depresión.
 





Bibliografía

Levine G., et al. Sexual Activity and Cardiovascular Disease. A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation. 2012;125:1058 -1072.







http://www.forumclinic.org/es/cardiopat%C3%ADa-isqu%C3%A9mica/reportajes/nuevas-recomendaciones-para-la-actividad-sexual-en-pacientes-con

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