Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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jueves, 1 de abril de 2010

Ejemplos de vida Por Elena Muñoz Miércoles Marzo 31, 2010


Ejemplos de vida
Hoy de nuevo he vivido una lección de lucha, esperanza y vida. De la mano de nuestro querido doctor José Pérez Bernal, han llegado al Rincón Solidario dos mujeres con historias muy distintas y llenas de fortaleza. Una se llama Beatriz González y refleja en su rostro el agradecimiento continuo a quien le dejó seguir viviendo. Rocío Parejo es una madre coraje que nunca perdió la esperanza de que su hijo Carlos, de tan sólo 6 años, pudiera llevar una vida normal como la que hoy disfruta.
A Beatriz la vida quiso ponerle su primera barrera a los 13 años. Siendo una niña le diagnosticaron diabetes. Con esa edad ella no podía imaginar que iba a tener que luchar contra esa muerte que a veces se empecina con una persona sin dejarla vivir tranquila. Pero aquí la batalla la ganó Beatriz. Sus ganas de salir victoriosa le han llevado hoy día a tener un riñón y un páncreas nuevo que le permiten llevar una vida normal…y comer todo lo que quiera aunque ahora prefiere cuidarse por esa tontería que tenemos las mujeres. Se ha llevado muchos años sufriendo. Para Beatriz la vida es un reto que no va a dejar escapar. Rodeada de la gente que la quiere, esta “Bética Diabética”, como se define ella, hoy no para de sonreír y querer transmitirle al mundo que ella está viva gracias a la solidaridad y la entereza de una familia a la que hoy le falta un miembro. Ese que le ha dado vida  Beatriz.
El caso de Rocío es bien distinto. Ella no está trasplantada de nada, pero sí su hijo Carlos de 6 años. Ya en su vientre los médicos le avisaron de los problemas que podía tener su futuro bebé. Y así fue. Pocos días tenía cuando los problemas afloraron. Aguantó un año y medio con medicamentos pero llegó el día que ya no aguantó más y comenzó a someterse a diálisis peritoneal. Con tan sólo año y medio este pequeño se llevaba todas las noches llorando de dolor, el mismo que sentían sus padres al ver que no podían remediarlo. Pero Carlos quería vivir y lo demostraba cada día. Por eso, a Rocío y a su familia nunca se les pasó por la cabeza tirar la toalla y eso que sufrieron muchísimo. Tanto que, debido a que no comía, no llegaba a esos ansiados 10 kilos que le permitirían entrar en lista de espera. Llegó y también el riñón. Tenía 3 años cuando lo intervinieron. Hoy, como ya he dicho, tiene 6  y, además de comerse todo lo que le ponen por delante, es un niño agradecido y lleno de vida. Y no es para menos, porque aunque él no es consciente de lo que realmente ha pasado, algún día, espero que leyendo estas líneas que les dedico a su familia, a él y a todos los trasplantados y donantes, se percate de que tiene una familia maravillosa que siempre confió en él y en sus ansias de vivir.
Dos ejemplos más de lo que significa esperanza, lucha, sufrimiento… y sobre todo, dos ejemplos más de solidaridad pues si no llega a ser por esas personas que decidieron donar los órganos de ese niño o ese familiar, hoy Beatriz y Carlos ni estarían disfrutando de la vida, ni del Betis.
Gracias a las dos por lo que me habéis aportado y gracias doctor por permitirme sentir estas historias como propias.
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