VALME CORTÉS - Granada - 07/03/2011
Andalucía extiende los trasplantes de fallecidos de paro cardiaco.
"Código Alfa". El coordinador de trasplantes recibe la llamada de emergencias
con un potencial donante en asistolia y activa el dispositivo. Los órganos
proceden de personas que sufren una parada cardiorrespiratoria fuera del
hospital y no responden a las técnicas de reanimación durante 15 minutos.
El hospital Virgen de las Nieves de Granada ha conseguido ya 11 donantes de
estas caraterísticas durante el programa piloto iniciado hace más de un año. Se
han conseguido nueve riñones, un hígado y el 40% del total de tejidos donados en
2010. Un centenar de personas se ha beneficiado. El éxito permitirá a la
Consejería de Salud ampliar este programa al resto de la comunidad. El próximo
centro en aplicarlo será el Virgen del Rocío de Sevilla, donde empezarán a
hacerse donaciones en asistolia este año. Le seguirá el hospital regional de
Málaga.
Estas donaciones son una alternativa al progresivo descenso de donaciones por
muerte cerebral. "La gente sigue ingresando en las listas de espera [5.500
personas en toda España] y uno de cada diez fallece antes de recibir un órgano",
recuerda el coordinador sectorial de trasplantes, José Miguel Pérez Villares. El
desarrollo normativo y nuevas técnicas de extracción y preservación de órganos
permiten impulsar esta compleja modalidad.
Hasta ahora se realizaban solo en grandes núcleos urbanos, Madrid y
Barcelona, pero la experiencia andaluza en Granada demuestra que no hay que
descartar ciudades con menos población de referencia. Logroño tiene previsto
ponerlo en marcha antes del verano.
La respuesta coordinada y ágil tanto del equipo extrahospitalario como del
intrahospitalario, entrenado en maniobras de preservación, facilita todo el
proceso. "En los Código Alfa no se inventa, se sigue el protocolo", repite
insistentemente el coordinador.
El equipo lo forman unos 50 profesionales que, por turnos, están de guardia.
Los tiempos son muy limitados. No se pueden superar los 15 minutos desde el
aviso del 061 y el diagnóstico. En menos de hora y media debe llegar el
fallecido a la UCI de Traumatología, donde espera un equipo compuesto por dos
coordinadores de trasplantes, un cirujano cardiovascular y un enfermero de
respuesta rápida.
Atender a los familiares, realizar las pruebas pertinentes para descartar
enfermedades, conseguir la autorización judicial, el permiso de donación y el
consentimiento son tareas a contrarreloj. El cuerpo permanece en preservación.
Cuentan con dos horas o cuatro, según el sistema de perfusión (introducción de
líquidos) que se utilice.
Tras un año y un mes de funcionamiento, "hemos conseguido tener 13 posibles
donantes, uno que se descartó por negativa familiar y otro que recuperó pulso y
dejó, por tanto, de ser posible donante a paciente con parada cardiaca
recuperada", explica Pérez Villares.
Celadores, administrativos, policías, agentes de la Guardia Civil,
enfermeros, cirujanos... todos tienen un papel primordial y realizan un
"esfuerzo del que hay que sentirse orgulloso", abunda Manuel Burgos, coordinador
intrahospitalario.
La calidad de los órganos es buena, puesto que se trata generalmente de
donantes más jóvenes (de siete a 60 años) que los de muerte cerebral, y están
muy bien seleccionados.
Los profesionales defienden la rentabilidad: "Si un paciente con diálisis
cuesta unos 40.000 euros al año, tras un trasplante se reduce a 6.000, sin
contar la calidad de vida que gana".
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