Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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sábado, 8 de enero de 2011

La noticia más estúpida de lo que va de año.




Demanda a la familia Franco por la muerte de su padre tras un trasplante de corazón

EcoDiario.es | 7/01/2011 - 19:45
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La familia Franco ha sido demandada por la hija del primer trasplantado de corazón en España, 40 años después de la operación, que falleció tras una intervención para la que el paciente no estaba preparado pero que se realizó, según la misma, para dar prestigio internacional a España.
El cirujano, Cristobal Martínez Bordiú, metió a quirófano a Juan Rodríguez Grille, un fontanero de 41 años que murió 27 horas después de la operación en la que iba a ser tratado de taquicardia, según publica The Telegraph. Su hija, María Jesús Rodríguez Boga, ha emprendido acciones legales para exigir una compensación económica al considerar que la operación nunca debió haberse realizado.

Promesas incumplidas

Además, asegura que el propio cirujano, fallecido en 1998, prometió a su madre que se haría cargo de ella y de su hija si la operación no salía bien. "Prometió a mi madre que mis estudios y mi futuro estarían cubiertos".
Según Rodríguez Boga, Franco habría autorizado dicha operación para relanzar la imagen de España a nivel internacional a pesar de que el paciente no era el adecuado. "hay una fotografía de mi padre de antes de ser operado y en ella se le ve más saludable de lo que yo estoy ahora", asegura la hija, quien cree que su condición física fue exagerada como excusa a la intervención.

'Envidia' de Carmen Martínez Bordiú

El cirujano, yerno de Franco tras contraer matrimonio con su hija María del Carmen, se unió al equipo médico de Franco en los meses previos a su muerte pero a mediados de los años 80 fue despedido por razones sobre su competencia profesional (él alegó que por razones políticas).
La hija del fallecido arremete contra la hija del "curandero", la popular Carmen Martínez Bordiú, al asegurar que le "hierve la sangre" cuando ve el estilo de vida que lleva.

http://ecodiario.eleconomista.es/espana/noticias/2725881/01/11/Demanda-a-la-familia-Franco-por-la-muerte-de-su-padre-tras-un-transplante-de-corazon.html

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Pues sí, esta es la noticia. 

Leyendo la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, entre las causas que extinguen la responsabilidad criminal, una es la de haberse muerto el acusado, y Franco, que yo sepa, se murió. Y sobre hasta cuándo, pues como mucho prescribe a los 20 años. Y Paquito se nos fue hace más de 20. Para colmo el padre de esta señora que demanda la espichó hace 40. No encaja ni por lo uno ni por lo otro. 

Me pregunto quién es el avispado que le ha animado a meterse en esta demanda.

Pero dejando lo de las fechas y las leyes a un lado, que digo yo, que sabiendo por todo lo que pasé para trasplantarme, lo de culpar al médico, al que sea, porque no salga bien una operación,  es cuando menos bobo. Podemos decir no. Siempre. Aún con Franco gobernando, se podía decir NO. Por muy yernazo que fuera el dr. Cristóbal Martínez Bordiu, un berenjenal como un trasplante no es algo al que te metan sin que uno lo acepte. Y la buena señora no dice esto: "a mi padre lo mataron porque no quería operarse", no señor. A ella, lo que le jode, es que no se cumplieran sus expectativas; como dice mi tía Gelines: las penas con pan son menos penas. Si el cirujano promete a la madre que si no sale bien, él mismo se hace cargo del futuro de la niña que hoy anda cabreada por los pasillos de los tribunales, es que hubo un trato: "tú dejas y yo a cambio..." Pero, ¿dónde está el referente de ese trato? Por lo que imagino, en ningún sitio. Las palabras se las lleva el viento, y esa promesa verbal se la llevó un soplido de poder. Si esa madre hubiera sido lista, más que su hija, tendría hoy un papel que les compremetiera a cubrir gastos. Si no hubo ni un ingreso económico es que no hay papel que valga.

Todo esto me parece una desfachatez increíble. Hace poco nos condolíamos por la muerte del hombre que donó a su hermano un riñón, viable por primera vez, Ronald Lee Herrick. Richard, su gemelo, sobrevivió ocho años gracias a esta donación, pero todos ganamos con este trasplante, porque así es la medicina, avanza, pero equivocandose. Nunca se llega al máximo rendimiento de la primera vez. 
Para que naciera mi hija, por ejemplo, experimentaron conmigo una insulina que daba muy buenos resultados. Mis médicos avanzaron, y yo, arriesgando, gané. Muchos se niegan a ser conejillos de indias, pero apuesto lo que quieras a que cuando, tras probar con otros, se tenga un tratamiento convincente ellos no dirán que no lo quieren.

Hoy tenemos que firmar un consentimiento hasta cuando nos cortan una uña, para evitar sandeces como ésta de la que hoy escribimos. Y si firmas, asumes lo que firmas, con todos los riesgos, porque la Medicina no es la Matemática. En trasplante de páncreas hay una supervivencia fantástica según los informes que tenemos hoy, del 90%. Y es genial. Eso se traduce en positivo o negativo según sea quien lo analiza: de cada 100, 90 nos salvamos. O de cada 100, 10 no. Ganamos casi siempre, pero antes tenemos que aceptar la realidad, que también podemos perder. A nuestras familias les dolerá perdernos, pero ellos saben que nos la jugamos a una carta y lo asumen a la vez que nosotros.

Mi hija, en el futuro, nunca habría demandado a nadie del equipo por muy mal que hubieran ido las cosas. Y eso que mi trasplante fue de los más malos que habían tenido, según mis médicos, con perforación de pulmón, infección, hemorragia interna, rechazo... Y menos aún se metería con las hijas de mis cirujanos por muy "estilosas" que fueran.

Siempre hay que tener suerte. En el quirófano, y en cualquier bufete de abogados, para no perder. 

Beatriz González.



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