Sanidade recurre a la Iglesia para reducir el rechazo del 28% de familias a donar órganos
Logra el "compromiso" eclesiástico de difundir en las parroquias que la religión no se opone a la donación
ELENA OCAMPO/ AGENCIAS - VIGO/SANTIAGO
Un estudio realizado por el Sergas y la Facultad de Psicología de
Santiago refleja que entre las causas de la negativa de los familiares a
la donación de órganos –que se situó en 2010 en un 28,6% de casos–
destacan las creencias relacionadas con el culto a la muerte en la
sociedad rural gallega. Por eso, la Consellería de Sanidade ha pactado
con la Iglesia en Galicia para que hagan “explícito”, a través de las
misas y desde las parroquias, que la religión católica no se opone a la
donación de órganos. Así lo explicó la directora de Asistencia Sanitaria
del Sergas, Nieves Domínguez, al presentar los datos del balance de
2010 sobre trasplantes y donación en Galicia. Tratarán de reducir la
tasa de rechazos por razones de religión y ya han contactado con los
responsables de pastoral de la Iglesia en Galicia para trabajar en el
tema. Cuenta con el “compromiso” de que difundan información. Y es que
entre las conclusiones del estudio destaca la importancia de la
divulgación para disminuir los rechazos a donar –la tasa se situaba en
el 29% en 2009–. Entre los principales motivos esgrimidos para no donar
que se han constatado están el tratamiento del cadáver (desfiguración,
abandono del fallecido, o tardanza en recuperar el cuerpo), hasta el
tráfico de órganos y pasando por el qué pensarán otros familiares o
vecinos y motivos vinculados a la religión. Mientras, los datos de
donantes se mantienen en Galicia en un 30,4% por millón de personas –sin
embargo, bajaron en España– y registran la misma cifra que el año
anterior en donaciones, con 85 en 2010 (treinta de ellos en Pontevedra).
Las causas de muerte de los donantes reflejan la disminución de los
accidentes de tráfico, ya que en 2010 la tasa fue de un 5,9%, mientras
que en el año 2000 había estado cerca de un 20%. Los principales motivos
de la muerte fueron, en un 68,2%, os accidentes cerebro vasculares. Y
Galicia sigue como quinta comunidad española en número de trasplantes
realizados. Los hospitales gallegos practicaron 281 trasplantes de
órganos en 2010, un crecimiento del 3% con respecto al año anterior
–crece por cuarto año consecutivo–. Se realizaron 23 de corazón, 46 de
pulmón, 76 de hígado, 131 de riñón, de los cuales 19 fueron de donante
vivo, y cinco de páncreas. La lista de espera para este tipo de
intervenciones quirúrgicas en 2010 era de 412 personas, de las que 330
eran enfermos de riñón, 41 de páncreas, 3 de corazón y 23 de pulmón,
según los datos del Sergas. El perfil de donante en 2010 fue de una
persona de 56,7 años; aunque casi el 70% contaban más de 50 años y un
18,8% tenían más de 75.
Julia Quintas Gallego - Donante de riñón (inter vivos) a su hijo
“Mi hijo dice que le di la vida dos veces; la última, con el riñón”
Se atrevió a donar en vida un riñón para salvar la de su hijo André, que entonces tenía 14 años. La viguesa Julia Quintas cree que los vivos también tienen que involucrarse en la donación, como ella hizo en 2006 cediendo su riñón derecho. Era la segunda persona en Vigo que se sometía a un trasplante “inter vivos”. “Mi hijo dice que le di la vida dos veces, una por traerlo al mundo y la segunda, por darle un riñón”, reflexiona. “Creo que visitar una sala de diálisis para ver cómo vive un enfermo renal a tratamiento, ayudaría a muchos reacios a la donación de órganos”, asegura tras conocer los datos de trasplantes y donantes de Galicia. Su decisión es uno de los objetivos cruciales que se plantea para el próximo año la Consellería: Aumentar los trasplantes entre donantes vivos. “Las personas solo necesitan información para que no tengan miedo; no hay nada más bello que la vida”.
Con respecto a las donaciones cadáver, considera que “lo principal es asesorar a las familias de que no pasa nada por donar; la batalla hay que lidiarla en la calle y lo de la Iglesia, claro que ayudará”. Este año, su hijo ha estado de viaje de fin de curso por primer vez en su vida: “Antes eran todo noes, durante un montón de años tuve que educarlo en el no. No puedes ir allí, no puedes hacer esto...”, recuerda. Julia y André se reconocen ahora como personas “felices y vivas”.
Celso García Estévez - Trasplantado de hígado
“Podía haber muerto en menos de una semana; fue un pequeño milagro”
“Cuando recibí un hígado mi vida cambió totalmente”, expresa en tono aún agradecido Celso García Estévez, fundador y ahora presidente de la Asociación de donantes y receptores de órganos de Vigo, trasplantado hace nada menos que trece años. “Me preocupo por concienciar a todo el mundo de que los milagros existen”, comenta ya cumplidos los 58 años. Y es que, en cierto modo, considera un “pequeño milagro” aquella operación suya, que apareció in extremis en la última fase de una cirrosis hepática. “Llegó un momento en que los médicos me dijeron que no podía aguantar más; yo estaba de número uno en la lista de espera, podía haber muerto en menos de una semana. Y tu familia sufre aún más que tú”, asegura. “Nacía otra vez”, resume. Esta misma mañana, la Asociación que preside hace una campaña de concienciación para donantes en el centro comercial A Laxe de Vigo. “Es una buena idea la divulgación por las parroquias del rural gallego”, considera, “hay poca información y puede que eso reduzca el número de rechazos”.
Manuel Álvarez Rodríguez - En lista de espera por donante
“No desespero, pero la situación es cada vez más difícil”
“Tuve un trasplante desde 1994 a 2004; diez años. Fue deteriorándose la función renal y desde entonces sigo en diálisis y en lista de espera por si apareciese un nuevo donante para trasplantarme de nuevo el riñón”, asegura Manuel Álvarez, de 36 años.
En junio, se cumplirán siete años de su ingreso en una lista de espera que comparte con otros 329 gallegos a día de hoy, aguardando por un riñón. Eso dicen los datos de la Consellería de Sanidade. “No desespero, pero la situación cada vez es más difícil”, comenta el paciente.
Manuel trabajaba en cubiertas de pizarra, en los tejados de edificios hasta que la hipertensión le hizo perder “de un día a otro” la visión de un ojo y luego descubrir que la función renal estaba afectada. “Mi familia y yo tenemos esperanza, ellas son las que me apoyan”, explica en relación a su mujer e hija de 14 años.
“Estoy impedido porque tres días por semana estoy condicionado a la diálisis, no puedo salir. El cansancio físico al que estoy sometido es grande y tengo que tomar medicación... Es bastante engorroso. Con el trasplante, mi vida era totalmente normal”, recuerda. “Me parece una idea excelente, no solo para la religión católica, sino para todas”, asegura por el pacto del Sergas con la Iglesia. “¡Cuánto más feliz es la gente cuando hereda un órgano que con una herencia material!”, razona.
Rocío Freire - Trasplantada de riñón
“Mi vida mejoró de 0 a 10, ¡un 11!, uno solo se conciencia cuando lo tiene cerca”
Estuvo cuatro años esperando por un órgano que le permitiese “volver a vivir”. Una enfermedad autoinmune, el lupus eritematoso sistémico que le diagnosticaron a los 16 años, machacó uno de sus riñones. La vecina de Redondela Rocío Freire cree que lo que pasó el año de la diálisis peritoneal y los tres años siguientes de hemodiálisis apenas fue vida: “Vas al hospital tres días a la semana, durante cuatro horas; un día así, un día perdido”.
Hace un año y cinco meses que recibió el órgano que le ha permitido “comer, caminar...” La joven de 34 años asegura: “Mi vida ha mejorado, de cero a diez, ¡un once! No podía ni seguir a alguien caminando a ritmo normal”. “Ninguna religión se opone al trasplante”, razona, “me gusta que se hable del tema”. Muchas personas a las que se acerca en las campañas para promover la donación creen que los médicos no salvarán a los donantes si están enfermos, “para coger sus órganos y curar así a otros”, asegura. Por eso, insiste en que la necesidad de donar “solo se ve cuando uno la tiene cerca”.
http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2011/01/13/sanidade-recurre-iglesia-reducir-rechazo-28-familias-donar-organos/508306.html
Julia Quintas Gallego - Donante de riñón (inter vivos) a su hijo
“Mi hijo dice que le di la vida dos veces; la última, con el riñón”
Se atrevió a donar en vida un riñón para salvar la de su hijo André, que entonces tenía 14 años. La viguesa Julia Quintas cree que los vivos también tienen que involucrarse en la donación, como ella hizo en 2006 cediendo su riñón derecho. Era la segunda persona en Vigo que se sometía a un trasplante “inter vivos”. “Mi hijo dice que le di la vida dos veces, una por traerlo al mundo y la segunda, por darle un riñón”, reflexiona. “Creo que visitar una sala de diálisis para ver cómo vive un enfermo renal a tratamiento, ayudaría a muchos reacios a la donación de órganos”, asegura tras conocer los datos de trasplantes y donantes de Galicia. Su decisión es uno de los objetivos cruciales que se plantea para el próximo año la Consellería: Aumentar los trasplantes entre donantes vivos. “Las personas solo necesitan información para que no tengan miedo; no hay nada más bello que la vida”.
Con respecto a las donaciones cadáver, considera que “lo principal es asesorar a las familias de que no pasa nada por donar; la batalla hay que lidiarla en la calle y lo de la Iglesia, claro que ayudará”. Este año, su hijo ha estado de viaje de fin de curso por primer vez en su vida: “Antes eran todo noes, durante un montón de años tuve que educarlo en el no. No puedes ir allí, no puedes hacer esto...”, recuerda. Julia y André se reconocen ahora como personas “felices y vivas”.
Celso García Estévez - Trasplantado de hígado
“Podía haber muerto en menos de una semana; fue un pequeño milagro”
“Cuando recibí un hígado mi vida cambió totalmente”, expresa en tono aún agradecido Celso García Estévez, fundador y ahora presidente de la Asociación de donantes y receptores de órganos de Vigo, trasplantado hace nada menos que trece años. “Me preocupo por concienciar a todo el mundo de que los milagros existen”, comenta ya cumplidos los 58 años. Y es que, en cierto modo, considera un “pequeño milagro” aquella operación suya, que apareció in extremis en la última fase de una cirrosis hepática. “Llegó un momento en que los médicos me dijeron que no podía aguantar más; yo estaba de número uno en la lista de espera, podía haber muerto en menos de una semana. Y tu familia sufre aún más que tú”, asegura. “Nacía otra vez”, resume. Esta misma mañana, la Asociación que preside hace una campaña de concienciación para donantes en el centro comercial A Laxe de Vigo. “Es una buena idea la divulgación por las parroquias del rural gallego”, considera, “hay poca información y puede que eso reduzca el número de rechazos”.
Manuel Álvarez Rodríguez - En lista de espera por donante
“No desespero, pero la situación es cada vez más difícil”
“Tuve un trasplante desde 1994 a 2004; diez años. Fue deteriorándose la función renal y desde entonces sigo en diálisis y en lista de espera por si apareciese un nuevo donante para trasplantarme de nuevo el riñón”, asegura Manuel Álvarez, de 36 años.
En junio, se cumplirán siete años de su ingreso en una lista de espera que comparte con otros 329 gallegos a día de hoy, aguardando por un riñón. Eso dicen los datos de la Consellería de Sanidade. “No desespero, pero la situación cada vez es más difícil”, comenta el paciente.
Manuel trabajaba en cubiertas de pizarra, en los tejados de edificios hasta que la hipertensión le hizo perder “de un día a otro” la visión de un ojo y luego descubrir que la función renal estaba afectada. “Mi familia y yo tenemos esperanza, ellas son las que me apoyan”, explica en relación a su mujer e hija de 14 años.
“Estoy impedido porque tres días por semana estoy condicionado a la diálisis, no puedo salir. El cansancio físico al que estoy sometido es grande y tengo que tomar medicación... Es bastante engorroso. Con el trasplante, mi vida era totalmente normal”, recuerda. “Me parece una idea excelente, no solo para la religión católica, sino para todas”, asegura por el pacto del Sergas con la Iglesia. “¡Cuánto más feliz es la gente cuando hereda un órgano que con una herencia material!”, razona.
Rocío Freire - Trasplantada de riñón
“Mi vida mejoró de 0 a 10, ¡un 11!, uno solo se conciencia cuando lo tiene cerca”
Estuvo cuatro años esperando por un órgano que le permitiese “volver a vivir”. Una enfermedad autoinmune, el lupus eritematoso sistémico que le diagnosticaron a los 16 años, machacó uno de sus riñones. La vecina de Redondela Rocío Freire cree que lo que pasó el año de la diálisis peritoneal y los tres años siguientes de hemodiálisis apenas fue vida: “Vas al hospital tres días a la semana, durante cuatro horas; un día así, un día perdido”.
Hace un año y cinco meses que recibió el órgano que le ha permitido “comer, caminar...” La joven de 34 años asegura: “Mi vida ha mejorado, de cero a diez, ¡un once! No podía ni seguir a alguien caminando a ritmo normal”. “Ninguna religión se opone al trasplante”, razona, “me gusta que se hable del tema”. Muchas personas a las que se acerca en las campañas para promover la donación creen que los médicos no salvarán a los donantes si están enfermos, “para coger sus órganos y curar así a otros”, asegura. Por eso, insiste en que la necesidad de donar “solo se ve cuando uno la tiene cerca”.
http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2011/01/13/sanidade-recurre-iglesia-reducir-rechazo-28-familias-donar-organos/508306.html
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