Por: Gabriela González, Lunes, 14 de Febrero de 2011
Belisario hijo y padre, en este Día de San
Valentín envían un mensaje de esperanza para quienes requieren de la
donación de algún órgano. Foto: Juan de la cruz
Un padre de familia de la ciudad experimenta el
verdadero amor a donarle un riñón a su hijo, este gesto fue el mejor
regalo que su pequeño pudo recibir, ya que le salvo la vida
NUEVO
LAREDO.- Todos lo buscan, lo desean, pero muy pocos han experimentado el
verdadero amor, como un gesto sublime que la mayoría de las veces es
mejor otorgar que recibir.
Este fue el caso de Belisario Ramírez,
padre e hijo, quienes el año pasado enfrentaron una delicada situación
de salud que afectó al pequeño; luego de la donación de un órgano
fortalecieron aun más ese lazo de amor y amistad que los mantendrá
unidos de por vida.
"No lo dudé ni un segundo, sabía que yo era el
donador ideal para que mi hijo tuviera un riñón y siguiera con vida,
nunca me dio miedo; esa tristeza de saber la noticia del trasplante me
ayudó a ser más fuerte", manifestó al recordar lo que ha vivido.
Belisario,
a los 7 años era un niño que jugaba como cualquier otro de su edad, de
repente, de un día para otro empezó a sufrir molestias en sus pies,
dolores de cabeza y fatigas; había un problema en su cuerpo: sus riñones
ya no le funcionaban, no le crecieron y requería de un trasplante.
"Cuando
el doctor me dio la noticia, fue el golpe más fuerte que he recibido,
no lo podía creer, sus riñones ya no le crecieron y necesitaba el
trasplante para poder seguir viviendo", contó su mamá Sanjuana Lugo
Chávez.
"Hasta ese momento supe lo que era la necesidad de un órgano; mi hijo lo necesitaba para poder seguir vivo", agregó.
Ante
tal noticia y tratándose del ser más querido en la familia, Belisario
papá se sometió a estudios médicos para confirmar lo que su corazón le
decía: que era compatible su riñón al organismo de su hijo.
"Recuerdo
que ese día del trasplante antes de que nos operaran, mi niño y yo nos
tomamos de la mano, muy fuerte y le dije: 'Todo va a salir muy bien, no
tengas miedo', le di un beso y nos trasladaron para el quirófano;
estábamos en las manos de Dios", relató con lágrimas apenas contenidas.
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