Un transplante que genera problemas y evidencia las carencias de salud pública.
Luego de un transplante realizado hace un año y medio, el paciente se enfrenta a la burocracia para que le realicen una operación fundamental para su calidad de vida.
Anabella Aparicio @anabelapa - 18.04.2013, 05:00 hs
Luego de 10 años de diálisis, Carlos Picos recibió su trasplante de riñón el 6 de setiembre de 2011 pero nunca se imaginó que le generaría tantos problemas.
A tal punto que hoy, a sus 72 años, le dijo a su familia que si no le realizaban la operación que solicita desde hace un año y medio a la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), volverá a dializarse.
Picos vive en la ciudad de Paysandú y estos problemas modificaron por completo su vida y la de su familia, debido a que “solo para cambiarle una sonda lo mandaban a Montevideo en ambulancia, porque los urólogos no se animan a tocarlo por ser un trasplantado”, explicó su hijo Fernando a El Observador.
Además del trasplante, Picos necesita una reconstrucción de la uretra, ya que tiene inutilizado su sistema urinario en los diez años de diálisis que lleva. De lo contrario, el nuevo riñón sería inútil.
Esto fue lo que comenzó a generarle problemas graves en su salud y dejó en evidencias las carencias de Salud Pública.
La familia agradece no estar contando el caso de una muerte evitable, pero estuvieron cerca y hace un año y medio pelean con autoridades de todos los organismos para que el paciente pueda ser operado.
El problema radica en que el Fondo Nacional de Recursos (FNR) financia el trasplante, así como la estabilización y tratamiento de su riñón en el Hospital Italiano, servicio que recibe actualmente.
Pero la operación necesaria para solucionar sus continuas internaciones e infecciones está a cargo de ASSE, más concretamente del médico Javier Zeballos, del hospital Maciel, la única persona que puede operarlo, debido a la complejidad de su caso.
Semanas atrás, el block quirúrgico del mencionado hospital cerró para comenzar a ser reconstruido, por lo que los pacientes son derivados a diversas instituciones.
Los pacientes oncológicos tienen la prioridad. Se realizan dos operaciones por semana y la lista de espera llega a 30 personas.
En consecuencia, su caso no es prioritario por lo que hace un año y medio aguarda la operación.Según la historia clínica a la que accedió El Observador, tres meses después del trasplante, en diciembre de 2011, fue internado con un cuadro de “fiebre, síndrome urinario bajo, deshidratación y orina turbia.
Asociaba deterioro funcional renal agudo”. Se le realizó una intervención “dificultosa” y fue dado de alta días después.En marzo de 2012, volvió a ser internado con “fiebre y escalofríos, asociando deterioro funcional renal”.
De igual forma ocurrió en julio y se volvió a repetir en los meses posteriores.Cada complicación de este tipo le implicaba a Picos ser primero estabilizado en el hospital de Paysandú y luego trasladado a Montevideo para su mejoría. “Cada 15 o 20 días está con infección en el hospital debido a la sonda.
El riñón no está funcionando como debería y ha tenido grandes casos de rechazo”, agregó su hijo Fernando, quien se reunió con la dirección del FNR para solicitar un presupuesto por la intervención, dispuesto a pagarla por sus propios medios tras la lenta actitud de las autoridades. Aún no ha recibido una respuesta.
“Hace un año y medio le están pagando la atención en el Italiano, cuando hacerle la operación les ahorraría toda esta plata.
Pero según la normativa, no pueden hacer nada porque por dos centímetros de distancia no es competencia de ellos” agregó.
Solución encaminada
El vicepresidente de ASSE, Enrique Soto, confirmó a El Observador el problema de coordinación.
“El FNR financia el trasplante renal con todo lo que implica, pero si tiene otra patología se encarga el prestador de salud”; por lo tanto, al tratarse de un problema del aparato urinario, derivado del problema renal, se debe encargar salud pública.
“Lo primero que pongo en la mesa es la parte humanitaria y nadie te da la solución. Me dicen que tengo razón en que están gastando plata de gusto, pero que no pueden hacer nada fuera de las normativas”, agrega su hijo.
En tanto, la gerente general del organismo, Alicia Ferreira, dijo que ya estaba coordinada la operación con el Maciel.
Aunque la familia no recibió más que una llamada el pasado lunes, donde le consultaron desde ASSE si habían pactado la internación para ese mismo día, pero desde el hospital, no había registros al respecto.
La funcionaria prefirió no ahondar en detalles de la enfermedad de Picos porque son “datos confidenciales y privados del paciente”.
En tanto, el pasado lunes la dirección del hospital de Paysandú, comunicó a la familia que solicitarán al FNR un presupuesto de la operación que Carlos necesita realizarse, ya que estarían dispuestos a cubrirla.
Sin saber a que puerta más golpear, la familia se dirigió a la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), donde consideraron legítimo el reclamo y se contactaron con las instituciones involucradas para solicitar que se solucione el caso, al considerar que los reclamos son plenamente legítimos, según confirmó a El Observador el integrante de la institución, Juan Faroppa.
Diario de una semana agitada
En octubre del 2012, Carlos Picos se realizó la primera parte de la operación en el Maciel, una reconstrucción de uretra. Dos semanas después debían hacerle la segunda, pero nunca llegó. Su esposa, quien es enfermera, anotó todo lo sucedido, indignada por la falta de atención.
“El viernes fue coordinada la operación pero se suspende por falta de anestesistas, quedó en ayunas hasta las 14 horas del sábado” explica.
“No le dieron ni la mitad de los medicamentos indicados por los nefrólogos de transplante, hubo que reclamarlos.
Pedí que avisaran a la nefróloga de guardia que estaba con infección urinaria, nunca vino” prosigue.
“Fui al área de diálisis para hablar con un nefrólogo”, pero le dijeron que “estaban ocupados” y que “la medicación que suministra el FNR no la da el Maciel” por lo que debía esperar hasta el otro día.
“De noche comenzó a formarse un edema en todo el cuerpo. Aviso a enfermería y la nurse me dice que en la historia figura que la nefróloga de guardia lo examinó, le quitó los sueros y lo visitó a diario, cuando nunca vino nadie”.
Comenzó con fiebre y fue tres veces a golpear a nefrología. Programaron una operación urgente para dentro de tres días.
“No tenía ningún análisis para el preoperatorio, dije que en este estado no iba a ingresar a operarse y le hicieron todo urgente”.
“Hacía cuatro días que no comía, le colocaron una transfusión de sangre y hierro por intravenosa” para operarlo. Tras la insistencia de la mujer, lo trasladaron al Italiano para estabilizarlo. Finalmente, fue operado el día jueves.
“El viernes comienza con problemas, aviso a las nefrólogas y dicen que no es problema de ellas sino de urología porque ellas ya habían operado”.
El fin de semana se agrava la insuficiencia renal pero “los fines de semana no hay especialista”.
El lunes fue trasladado al Italiano y fue dado de alta días después. Las complicaciones continúan hasta el día de hoy.
http://www.elobservador.com.uy/noticia/248492/rogando-por-su-derecho-a-vivir/
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