José Enrique Ayarra, organista
El jueves 19, Ayarra cumple 50 años como organista de la Catedral de Sevilla. Vive gracias a un riñón de su hermano Miguel, cirujano del tórax muerto en accidente de moto.
Francisco Correal | Actualizado 15.05.2011 - 12:30
-En su ficha dice que ha tocado el órgano en 44 catedrales de todo el mundo...
-En muchas más. Sólo menciono las más importantes por la importancia de sus órganos.
-¿Tocará en Japón?
-La fecha prevista era del 26 de febrero al 13 de marzo, en medio del terremoto y el tsunami. Lo pospusimos al 26 de septiembre, pero el riesgo de radioactividad sigue siendo muy serio y no hay ninguna necesidad. He dado más de cincuenta conciertos en Japón.
-¿Su precaución es mayor al recibir un trasplante de riñón?
-Tengo que mantener el tratamiento a rajatabla, pero después del trasplante he cruzado cuatro veces el Atlántico para tocar.
-¿Ha amansado a alguna fiera en estos cincuenta años?
-Amansar fieras no sé, pero tocas corazones seguro que sí. Una vez toqué el Tríptico del Buen Pastor de Guridi. Al final se me acercó un señor mayor para decirme que quería confesarse, que no lo hacía desde su primera comunión. Una de las muchas veces que actué en Rusia, vino una periodista de Radio Moscú a entrevistarme. No hablamos nada de música. Me preguntó por mi relación con Dios.
-¿Existe la música celestial?
-Es del Apocalipsis. En la descripción de San Juan, pintura no sé si hay allí arriba, arquitectura tampoco, música sí. No voy a tener tiempo de auburrirme. Dicen que Bach tiene un cielo entero para él.
-¿Lo de democracia orgánica viene de que a Franco le gustaba la música de órgano?
-Creo que no. Toqué varias veces con él presente. Una de ellas en la Catedral en la coronación de la Macarena. Lo saludé a la salida. Iba con un obispo siciliano.
-Fue párroco en Ubrique. ¿Qué recuerdos tiene?
-Fui coadjutor. Bueno Monreal, con muy buen criterio, me dijo que lo primero que tenía que hacer era entrar en contacto con el pueblo andaluz y me mandó a Ubrique. Allí viví feliz diez meses, porque yo soy hombre de montaña.
-¿Ya existía la finca Ambiciones?
-A esta familia no la conocí. Había Janeiros, uno de ellos buen amigo mío que llegó a alcalde. Pero no tenían nada que ver con la familia de don Humberto.
-Pese a su currículum, no tiene nada que hacer en popularidad con Belén Esteban...
-Gracias a Dios. Nunca busqué esa popularidad. Procuro pasar desapercibido. No puedo conseguirlo porque hago mucho ruido.
-De joven soñaba con ser...
-Organista de la catedral de Burgos.
-No me refiero a ese sueño...
-Mi primera ilusión, claro, era ser central del Athletic. Fui muy amigo de Garay, que lo fichó el Barcelona. Sigo siendo del Athletic, aunque ya no se me corta la digestión. No conozco ni a los futbolistas. Sólo a Llorente por la selección.
-Los estadios de fútbol son las nuevas catedrales...
-Es verdad. L'Observatore Romano ha publicado una encuesta hecha en México que dice que ha bajado mucho en la juventud la práctica religiosa.
-En Bilbao tienen dos catedrales.
-El nombre de catedral viene de cátedra del obispo. La catedral del fútbol vendrá de que los futbolistas allí no se contagian de otras culturas. Con la excepción de la Rioja, tierra de promisión del bilbaíno. De allí cogen el trigo, el vino y a Fernando Llorente.
-En la catedral de Sevilla falla la cantera. Hace más de un siglo que no la rige un obispo andaluz. El último fue Marcelo Spínola, gaditano de San Fernando.
-Y organistas tampoco. Desde Miguel Hilarión Eslava en 1833, siempre ha habido músicos vascos. A Eslava lo iba a suceder Felipe Gorriti, que no aceptó por miedo al clima. Y después vienen Buenaventura Íñiguez, que inauguró el órgano, y tres guipuzcoanos: Juan Bautista Elustiza, de Vergara, Norberto Almandoz, de Astigarraga, y Ángel Ucelay, de Zarauz. Tiene su lógica. Los dos seminarios más grandes que había en España estaban en Vitoria y Pamplona.
-¿En qué sitio le falta por tocar?
-Me haría ilusión hacerlo en el teatro de la Ópera de Sidney.
-¿Quién ha sido el Papa mejor formado musicalmente?
-El actual. Benedicto XVI fue a Ratisbona a inaugurar un órgano y salió de incógnito del Vaticano a recoger el piano de su casa.
-¿Le gusta la música no sacra?
-Me han gustado muchísimo los Beatles. Tengo todos sus discos, pero ahora no los oigo. Amo mucho el silencio. Lo necesito.
-¿Cómo reaccionaría el órgano si tocara música de bacalao?
-Pondría mala cara mi viejo flautista, como yo le llamo. Es un instrume nto para dignificar el culto y para honrar a Dios.
-¿Cuántas teclas tiene?
-56 en cada teclado y 30 en el pedal. 254 en total.
-¿Al músico del pedal le gusta el ciclismo?
-Me ha gustado mucho. Un grupo de amigos venían una semana a mi casa de Jaca y cada día hacíamos una subida por el Pirineo en bicicleta. A Panticosa, a Ordesa, a Candanchú. He sido ciclista, he sido nadador y sobre todo he sido futbolista. El equipo del seminario de Vitoria fuimos sparring del Barcelona de Kubala. Fueron a jugar contra el Alavés. Estaba todo nevado, no podían salir y tenían que entrenar. Estaban los hermanos Gozalvo, Ramallets y Kocsis. Nosotros teníamos un equipazo. Éramos novecientos seminaristas.
-Hoy no los hay en toda España.
-Por supuesto. Teníamos equipo de baloncesto, de fútbol, organizábamos olimpiadas. Fui campeón de salto de altura del seminario.
-En el programa de sus bodas, ¿hay algún guiño personal?
-Varios. Empieza con Haendel y termina con Haydn. Entre ellos, la Fantasía y Fuga en Sol Menor de Bach, con la que gané las oposiciones a organista de la Catedral. No eran cualquier cosa. Había pruebas de Teología, de Moral, de Canto Gregoriano. Incluyo una obra de mi amigo Manuel Castillo sobre un tema de Almandoz, que fue mi predecesor en el órgano.
-En muchas más. Sólo menciono las más importantes por la importancia de sus órganos.
-¿Tocará en Japón?
-La fecha prevista era del 26 de febrero al 13 de marzo, en medio del terremoto y el tsunami. Lo pospusimos al 26 de septiembre, pero el riesgo de radioactividad sigue siendo muy serio y no hay ninguna necesidad. He dado más de cincuenta conciertos en Japón.
-¿Su precaución es mayor al recibir un trasplante de riñón?
-Tengo que mantener el tratamiento a rajatabla, pero después del trasplante he cruzado cuatro veces el Atlántico para tocar.
-¿Ha amansado a alguna fiera en estos cincuenta años?
-Amansar fieras no sé, pero tocas corazones seguro que sí. Una vez toqué el Tríptico del Buen Pastor de Guridi. Al final se me acercó un señor mayor para decirme que quería confesarse, que no lo hacía desde su primera comunión. Una de las muchas veces que actué en Rusia, vino una periodista de Radio Moscú a entrevistarme. No hablamos nada de música. Me preguntó por mi relación con Dios.
-¿Existe la música celestial?
-Es del Apocalipsis. En la descripción de San Juan, pintura no sé si hay allí arriba, arquitectura tampoco, música sí. No voy a tener tiempo de auburrirme. Dicen que Bach tiene un cielo entero para él.
-¿Lo de democracia orgánica viene de que a Franco le gustaba la música de órgano?
-Creo que no. Toqué varias veces con él presente. Una de ellas en la Catedral en la coronación de la Macarena. Lo saludé a la salida. Iba con un obispo siciliano.
-Fue párroco en Ubrique. ¿Qué recuerdos tiene?
-Fui coadjutor. Bueno Monreal, con muy buen criterio, me dijo que lo primero que tenía que hacer era entrar en contacto con el pueblo andaluz y me mandó a Ubrique. Allí viví feliz diez meses, porque yo soy hombre de montaña.
-¿Ya existía la finca Ambiciones?
-A esta familia no la conocí. Había Janeiros, uno de ellos buen amigo mío que llegó a alcalde. Pero no tenían nada que ver con la familia de don Humberto.
-Pese a su currículum, no tiene nada que hacer en popularidad con Belén Esteban...
-Gracias a Dios. Nunca busqué esa popularidad. Procuro pasar desapercibido. No puedo conseguirlo porque hago mucho ruido.
-De joven soñaba con ser...
-Organista de la catedral de Burgos.
-No me refiero a ese sueño...
-Mi primera ilusión, claro, era ser central del Athletic. Fui muy amigo de Garay, que lo fichó el Barcelona. Sigo siendo del Athletic, aunque ya no se me corta la digestión. No conozco ni a los futbolistas. Sólo a Llorente por la selección.
-Los estadios de fútbol son las nuevas catedrales...
-Es verdad. L'Observatore Romano ha publicado una encuesta hecha en México que dice que ha bajado mucho en la juventud la práctica religiosa.
-En Bilbao tienen dos catedrales.
-El nombre de catedral viene de cátedra del obispo. La catedral del fútbol vendrá de que los futbolistas allí no se contagian de otras culturas. Con la excepción de la Rioja, tierra de promisión del bilbaíno. De allí cogen el trigo, el vino y a Fernando Llorente.
-En la catedral de Sevilla falla la cantera. Hace más de un siglo que no la rige un obispo andaluz. El último fue Marcelo Spínola, gaditano de San Fernando.
-Y organistas tampoco. Desde Miguel Hilarión Eslava en 1833, siempre ha habido músicos vascos. A Eslava lo iba a suceder Felipe Gorriti, que no aceptó por miedo al clima. Y después vienen Buenaventura Íñiguez, que inauguró el órgano, y tres guipuzcoanos: Juan Bautista Elustiza, de Vergara, Norberto Almandoz, de Astigarraga, y Ángel Ucelay, de Zarauz. Tiene su lógica. Los dos seminarios más grandes que había en España estaban en Vitoria y Pamplona.
-¿En qué sitio le falta por tocar?
-Me haría ilusión hacerlo en el teatro de la Ópera de Sidney.
-¿Quién ha sido el Papa mejor formado musicalmente?
-El actual. Benedicto XVI fue a Ratisbona a inaugurar un órgano y salió de incógnito del Vaticano a recoger el piano de su casa.
-¿Le gusta la música no sacra?
-Me han gustado muchísimo los Beatles. Tengo todos sus discos, pero ahora no los oigo. Amo mucho el silencio. Lo necesito.
-¿Cómo reaccionaría el órgano si tocara música de bacalao?
-Pondría mala cara mi viejo flautista, como yo le llamo. Es un instrume nto para dignificar el culto y para honrar a Dios.
-¿Cuántas teclas tiene?
-56 en cada teclado y 30 en el pedal. 254 en total.
-¿Al músico del pedal le gusta el ciclismo?
-Me ha gustado mucho. Un grupo de amigos venían una semana a mi casa de Jaca y cada día hacíamos una subida por el Pirineo en bicicleta. A Panticosa, a Ordesa, a Candanchú. He sido ciclista, he sido nadador y sobre todo he sido futbolista. El equipo del seminario de Vitoria fuimos sparring del Barcelona de Kubala. Fueron a jugar contra el Alavés. Estaba todo nevado, no podían salir y tenían que entrenar. Estaban los hermanos Gozalvo, Ramallets y Kocsis. Nosotros teníamos un equipazo. Éramos novecientos seminaristas.
-Hoy no los hay en toda España.
-Por supuesto. Teníamos equipo de baloncesto, de fútbol, organizábamos olimpiadas. Fui campeón de salto de altura del seminario.
-En el programa de sus bodas, ¿hay algún guiño personal?
-Varios. Empieza con Haendel y termina con Haydn. Entre ellos, la Fantasía y Fuga en Sol Menor de Bach, con la que gané las oposiciones a organista de la Catedral. No eran cualquier cosa. Había pruebas de Teología, de Moral, de Canto Gregoriano. Incluyo una obra de mi amigo Manuel Castillo sobre un tema de Almandoz, que fue mi predecesor en el órgano.
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