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sábado, 14 de mayo de 2011

«La educación sanitaria es crucial para ganar la batalla en la prevención de las complicaciones».

Entrevista a Dr. Alfonso Calle Pascual

por Jesús Garrido Santiago | Lunes, 14 de Marzo de 2011 |
Entrevista a Dr. Alfonso Calle Pascual© Óscar Gómez de Vallejo
«La educación sanitaria es crucial para ganar la batalla en la prevención de las complicaciones»
Según los datos del último estudio realizado en España para conocer el impacto de la diabetes en nuestro país, el 12% de la población general presenta este trastorno metabólico, mientras que un 35% de los jóvenes por encima de los 18 años tiene problemas de peso y, por tanto, posibilidades de padecer esta enfermedad. Actividad física, alimentación saludable y una adecuada educación sanitaria son pilares básicos para la prevención de la diabetes o de sus complicaciones para quienes ya la padecen.

– A la diabetes se la denomina «epidemia del siglo XXI». ¿Es también
una realidad que se puede aplicar a España?


– Los datos epidemiológicos más recientes que tenemos de la diabetes en España demuestran que afecta a muchas personas y que el número de
afectados en los últimos años va en aumento. El primer estudio nacional
representativo de la población española para conocer el impacto de esta
enfermedad, el estudio «di@bet.es», se dio a conocer hace apenas dos
meses, y demuestra que el doce por ciento de nuestra población presenta
diabetes. Aproximadamente uno de cada tres diabéticos desconoce que lo es y, de manera global, un veinticinco por ciento de la población general presenta alguna alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que implica riesgo de desarrollar diabetes en un futuro. Por lo tanto, podemos decir que estas cifras tienen connotaciones epidémicas y nos hace pensar en el problema de salud que esto representa.

– ¿El estilo de vida que es propio de las sociedades desarrolladas
puede actuar como un factor de protección frente a la diabetes o,
por el contrario, puede favorecer
su aparición?

– El estilo de vida incluye conceptos que se refieren a la actividad física y a la alimentación. Las evidencias demuestran una asociación entre determinados
estilos de vida y la aparición de diabetes, mientras que estudios de intervención han demostrado que la modificación de los estilos de vida, que podíamos llamar poco saludables, hacia un modelo saludable puede prevenir la aparición de más del cincuenta por ciento de los casos de diabetes. En las sociedades occidentales desarrolladas, el estilo de vida que más influye en la
aparición de diabetes se relaciona fundamentalmente con el nivel de actividad física. Conforme ha ido disminuyendo la actividad física en la vida cotidiana, ha ido en aumento la aparición de diabetes. Por lo tanto, es un factor determinante y relativamente relativamente sencillo de modificar. Se recomienda caminar a paso ligero unos treinta minutos, cuatro días por semana. Algo tan sencillo puede reducir la diabetes de forma sustancial.
»En cuanto a la alimentación, la actividad laboral en las sociedades más
desarrolladas implica seguir unos horarios más continuados y un mayor acceso a las comidas rápidas, con un aumento del consumo de grasas saturadas y una reducción de las grasas poliinsaturadas, además de los alimentos precocinados, que utilizan grasas «trans» y que contienen una importante carga glucémica. De forma paralela, se ha ido reduciendo el consumo de legumbres, frutas enteras, cereales integrales y el consumo de fibra en general. Este modelo es el que se asocia a un mayor riesgo de aparición de diabetes.

– ¿Por qué en España, donde contamos con la dieta mediterránea,
también se está acelerando la aparición de diabetes, y entre personas
cada vez más jóvenes?

 
– Probablemente aún no estamos a un nivel como el de la sociedad norteamericana, pero vamos camino de ello. En la edad infanto-juvenil, la
actividad física se ha visto cada vez más reducida debido a que el juego y
el ocio se asocian cada vez más al sedentarismo, lo que ha contribuido a que proporcionalmente se incremente el peso corporal de los niños y jóvenes. La obesidad es el principal riesgo para la aparición de diabetes a esas edades. El estudio «di@bet.es» demuestra que prácticamente el treinta por ciento de la población española por encima de los dieciocho años tiene un problema de peso. Esas cifras no eran conocidas hasta este momento y su impacto sobre la
enfermedad es tremendo.
 
– ¿Es necesario actuar sobre todos los factores que intervienen en el
llamado síndrome metabólico, sobrepeso, elevación del colesterol y
de las cifras de presión arterial, resistencia a la insulina y otros?

 
– El abordaje de la diabetes debe afrontar todos esos factores, sin lugar a dudas. El llamado síndrome metabólico se ha cuestionado de alguna forma porque no tiene una base totalmente establecida en cuanto a su origen. Pero lo que indica la palabra síndrome es la conjunción en la aparición de una serie de síntomas que conllevan un incremento en el riesgo cardiovascular, que es la causa de muerte más frecuente en el mundo desarrollado. En ese sentido, no hay ninguna duda sobre la importancia del síndrome metabólico, aunque pueden existir leves discrepancias en cuanto a qué síntomas forman parte de este síndrome y cuál es el orden de importancia.

»El riesgo cardiovascular en relación con la diabetes se empieza a establecer
en una fase que hemos llamado prediabetes, antes de que la glucemia
alcance los valores diagnósticos de diabetes pero que supera las cifras de la normalidad, y en ese momento ya habría que intervenir. Dependiendo de su carga genética, cada persona va a expresar un fenotipo en el que predomine
la hipertensión, o una elevación del colesterol LDL, o los triglicéridos elevados, o la obesidad central, o presencia de microalbuminuria, que con las alteraciones en el metabolismo hidrocarbonado forman parte del síndrome metabólico. Todos esos factores están asociados y cuando se interviene sobre cada uno de ellos hay que tener en cuenta que la intervención que vayamos a realizar no tenga consecuencias negativas sobre el resto de los factores. Es crucial intervenir de una manera conjunta, porque el patrón de estilo de vida que corregir es idéntico para todos los factores de riesgo que integran el síndrome metabólico y es mejorable en cada uno de esos factores, de tal manera que se obtienen beneficios añadidos. Es decir, que si uno adopta un estilo de vida saludable y mejora su nivel de glucemia, esa mejoría se asocia a una disminución de los triglicéridos o a un aumento del colesterol HDL, el
beneficio se multiplica y es mucho más rentable a largo plazo.

– ¿Cuáles son las reglas de oro para prevenir la diabetes?
 
– Las evidencias de los estudios de intervención demuestran que el incremento en la actividad física de forma razonable puede disminuir la
aparición de diabetes en más de la mitad de los casos. Esa actividad física
se ha tasado en la realización de unos 150 minutos de ejercicio por
semana. Aunque sería deseable hacerlo »El riesgo cardiovascular en relación
con la diabetes se empieza a establecer en una fase que hemos llamado
prediabetes, antes de que la glucemia alcance los valores diagnósticos de
diabetes pero que supera las cifras de la normalidad, y en ese momento ya
habría que intervenir. Dependiendo de su carga genética, cada persona va
a expresar un fenotipo en el que predomine la hipertensión, o una elevación
del colesterol LDL, o los triglicéridos elevados, o la obesidad central, o presencia de microalbuminuria, que con las alteraciones en el metabolismo
hidrocarbonado forman parte del síndrome metabólico. Todos esos factores están asociados y cuando se interviene sobre cada uno de ellos hay que tener en cuenta que la intervención que vayamos a realizar no tenga consecuencias negativas sobre el resto de los factores. Es crucial intervenir de una manera conjunta, porque el patrón de estilo de vida que corregir es idéntico para todos los factores de riesgo que integran el síndrome metabólico y es mejorable en cada uno de esos factores, de tal manera que se obtienen beneficios añadidos. Es decir, que si uno adopta un estilo de vida saludable y mejora su nivel de glucemia, esa mejoría se asocia a una disminución de los triglicéridos o a un aumento del colesterol HDL, el beneficio se multiplica y es mucho más rentable a largo plazo.
 
– ¿Cuáles son las reglas de oro para prevenir la diabetes?
 
– Las evidencias de los estudios de intervención demuestran que el incremento en la actividad física de forma razonable puede disminuir la
aparición de diabetes en más de la mitad de los casos. Esa actividad física
se ha tasado en la realización de unos 150 minutos de ejercicio por semana. Aunque sería deseable hacerlo a diario, se recomienda dedicar como mínimo cuatro días por semana, treinta minutos, a un ejercicio de intensidad al menos moderada, es decir, caminar a paso ligero. Solo con eso ya se obtienen beneficios, no es necesario practicar un deporte de mayor intensidad, lo que indudablemente genera beneficios adicionales. Sencillamente, pasear a paso ligero durante treinta minutos está al alcance de cualquiera, sobre todo
aprovechando nuestras actividades diarias, que es lo que nos permite una regularidad. Es cuestión de acostumbrarse a caminar mientras se va o se viene del trabajo cada día, lo que resulta sumamente rentable.
»En cuanto a la alimentación, deberíamos consumir un plato verde, ensalada
o verdura, tanto en la comida como en la cena, y terminar la comida y la cena con una pieza de fruta. Si unimos una dieta saludable y la realización de ejercicio moderado, algo que está fácilmente al alcance, sin duda se podría reducir a la mitad la incidencia de la diabetes en personas de riesgo, con glucosa alterada en ayunas. Y si ese estilo de vida saludable lo extendiéramos a la población general, el impacto sería mucho mayor porque actuaríamos sobre diferentes factores de riesgo cardiovascular de forma simultánea.

– ¿Hace falta un mayor esfuerzo en educación sanitaria para la población general? ¿Cree que el paciente diabético sigue en general estas normas?
 
– Hay que diferenciar claramente dos niveles. Yo creo que el paciente con
diabetes tiene un buen nivel de adherencia a estas recomendaciones, a pesar
de la «mala fama» que se le suele achacar. El problema radica muchas veces en cómo se transmite esa información y cómo la recibe el paciente. Cuando uno suministra un papel con una dieta saludable, tenemos que prever que es difícil que una persona, por muy concienciada que esté, sea capaz de mantenerla a largo plazo. Para llevar a la práctica estos cambios en el estilo de vida hay que basarse en una educación y en unas recomendaciones, no en algo rígido, para así ayudarle a alcanzar una alimentación saludable. Cada paciente tiene unas posibilidades para mejorar su estilo de vida y eso se fundamenta en programas educacionales que le estimulen a lograrlo. Lo podemos conseguir si utilizamos los medios adecuados.
»Otro caso es prevenir la diabetes en la población general. Las intervenciones
poblacionales son siempre difíciles de mantener, porque el estímulo
disminuye mucho al no sentirse enfermos. El objetivo se sitúa a largo plazo, los cambios son lentos y las políticas generalmente quieren obtener una rentabilidad más inmediata. A esto le unimos que la diabetes es la gran desconocida para muchos pacientes que permanecen asintomáticos. Orinar un poco más a menudo una cantidad un poco mayor y tener una glucosa media por encima de doscientos significa un incremento del riesgo de padecer problemas vasculares en los próximos diez años. Si no desarrollamos programas educativos para decirle al paciente que encontrarse bien no es suficiente, que puede alcanzar un nivel de glucemia óptimo modificando suestilo de vida de una manera razonable, si no logramos eso estaremos
perdiendo la batalla en la prevención de las complicaciones.

– ¿Qué avances más significativos se han producido en los últimos años?
 

– A medida que conocemos mejor cómo aparece y cómo evoluciona la
diabetes, sobre todo la tipo 2, que es la verdadera epidemia de nuestra época, se han ido desarrollando diferentes alternativas farmacológicas que actúan sobre diferentes mecanismos. Hace dos décadas teníamos solo dos tipos de fármacos orales, además de la insulina, y hoy disponemos de más de seis tipos diferentes de fármacos orales en diferentes vías, que se pueden combinar, y en breve aparecerán otros nuevos. Con la insulina hemos visto un desarrollo similar, con diferentes tipos de análogos deacción rápida y acción lenta. También han evolucionado las formas de administración, con el desarrollo de las bombas de infusión continua de insulina, que son programables y, en un futuro, serán automáticas, con lo que nos estamos aproximando a un «páncreas artificial». De forma paralela, se están desarrollando sistemas de monitorización continua de la glucosa que permitan un seguimiento minuto a minuto de las incidencias en las cifras de glucosa, para actuar en consecuencia. Como ese sistema automático de gestión aún
no se ha desarrollado, las cifras de glucemia hay que integrarlas y trasladarlas
a modificaciones concretas del tratamiento. Para ello, el contacto permanente del paciente con el equipo médico es crucial para monitorizar y aplicar estos cambios. El desarrollo de las telecomunicaciones, especialmente de Internet, permite realizar consultas a distancia. Ya están en marcha programas de telemedicina que favorecen el control de la diabetes y facilitan una relación entre el equipo sanitario y el paciente mucho más rápida y fluida. ● 









J. Garrido Santiago
Periodista
© Óscar Gómez de Vallejo
Jefe del Servicio de Endocrinología. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
Profesor titular de Medicina. Universidad Complutense
© 2011 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
SOCIEDAD AL DÍA
«La educación sanitaria es crucial para ganar la batalla»
© 2011 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados N.º 77 • 2011


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