Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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martes, 24 de mayo de 2011

En Argentina, una familia de la etnia toba se niega a que su hijo sea trasplantado.

La familia vive en la misión Kilómetro 6, cerca de Tartagal

Una familia toba se opone al trasplante de hígado de un niño


Familiares prefieren que “esté con nosotros hasta que Dios lo disponga”, pero no someterlo a la operación. Aseguran que la vivienda de ellos no tiene las comodidades para un eventual postoperatorio del pequeño.
 
 
lunes 23 de mayo de 2011Salta
EXPLICACIONES LA MAMA ANDREA, LAS ABUELAS TERESA Y LIDIA Y EL PAPÁ NATANEL EN EL TRIBUNO.
EXPLICACIONES LA MAMA ANDREA, LAS ABUELAS TERESA Y LIDIA Y EL PAPÁ NATANEL EN EL TRIBUNO.
Una familia de la etnia toba se opone terminantemente a que sea transplantado un niño de su comunidad, de 6 años de edad, que padece cáncer de hígado.
El pequeño fue tratado en el hospital Garraghan donde se le detectó una severa afección hepática; los padres dos jóvenes de la comunidad Kilómetro 6 estuvieron varios meses en la Capital Federal con el niño y cuando los médicos ordenaron el traslado a Salta para ser incluido en lista de espera para un futuro trasplante; ambos progenitores también regresaron a Tartagal.
Los padres expresaron a El Tribuno su total oposición a que el nene sea sometido al trasplante. Se basan en sus pautas culturales y en la certeza de que no podrán darle los cuidados que necesitará después de la operación, porque viven en una vivienda muy precaria sin servicios indispensables ni comodidades.

Pide estar con su familia
Tanto Natanael Arias como su mujer Andrea Segundo- padres del pequeño- se mostraron muy angustiados por la situación que -según aseguran- está pasando toda la familia. “Al chico lo tienen en Salta hace meses, puede jugar y aunque está internado esperando el trasplante se encuentra bien. Lo único que nos pide es que lo traigamos a la comunidad para estar con nosotros, con sus 5 hermanos y con sus abuelos. Ya no sabemos a dónde ir para que los médicos dejen que nuestro hijo vuelva con su familia”, expresó el padre.
Arias recordó que cuando el nene fue llevado a Buenos Aires “primero nos dijeron que se curaría y después que había que hacerle el trasplante. Nosotros dijimos que no íbamos a firmar ninguna conformidad, entonces los médicos me dijeron que si no firmaba, ni pasajes nos iban a dar para que volvamos a Tartagal. No sabíamos qué hacer para volvernos. Tuve que firmar porque nos iban a dejar tirados en Buenos Aires”, reclamó.
Pero no solo los padres del menor se oponen al trasplante sino también las dos abuelas, mujeres mayores, ambas artesanas. Teresa Torres y Lidia Maraz dijeron desconfiar de los médicos porque “el chiquito está bien, juega y come normalmente”. “Ya nos dijeron que una vez que le pongan ese órgano tenemos que tener mucho cuidado y en nuestra comunidad las casas tienen piso de tierra; somos muy pobres y no vamos a poder darle todos esos cuidados que los médicos nos exigen”, describió Lidia. Añadió que “si al chico le pasa algo después del trasplante van a decir que es nuestra culpa; ya no sabemos qué pensar”, manifestó Lidia.
Teresa, la otra abuela, aseguró que “la mayor tristeza que tenemos es que no podemos estar con el chico, y si le queda poco tiempo de vida como dicen los médicos es más triste para nosotros y para él que nos pide volver con sus hermanos y su familia”.
“Quizás mucha gente vea mal nuestra actitud pero lo que queremos es tenerlo con nosotros y si Dios dispone que se tiene que ir con él, lo aceptaremos”, aseguró la mujer. Luego lamentó que “muchos dicen respetar nuestra cultura pero no es verdad; nosotros no queremos que le hagan ese trasplante, no queremos que siga internado entre gente extraña. Queremos tenerlo entre nosotros”, clamó la mujer.

Una orden judicial
Los aborígenes relataron a este medio que por la oposición que habían expresado a que el nene sea sometido a un trasplante hepático una jueza mandó a la policía y ordenó que al chico se lo lleven a Salta. “Por eso está allí no porque nosotros lo hayamos llevado o aceptado que lo internen”, aclararon.
“Unos doctores nos dijeron que nos iban a dar una casa si dejábamos que se le haga el trasplante, pero nosotros no queremos casa ni nada; solo queremos a nuestro hijo hasta que Dios disponga”, remarcaron Natanel y Andrea, los padres del niño.


http://www.eltribuno.info/salta/27433-Una-familia-toba-se-opone-al-trasplante-de-higado-de-un-nino.note.aspx
 
 
 

“Nada que ver con la cultura”


lunes 23 de mayo de 2011Salta
“Nada que ver con la cultura”
Tanto los padres como las abuelas del niño expresaron su enojo con el cacique wichí Indalecio Calermo. Interpretan que “no defiende los derechos que tenemos como aborígenes, y a pesar de que conoce nuestro reclamo, dejó que todos pasen por encima de nuestra voluntad y de nuestra cultura”.
Calermo, por su parte, consultado por El Tribuno explicó que “la familia vino a verme para que interceda ante las autoridades de Salud, pero en mi opinión están totalmente equivocados. Ellos creen que a ese niño lo puede curar un brujo, pero el chiquito padece una enfermedad terminal al hígado y todos debemos hacer lo imposible para que ese niño siga viviendo”.
“Con curanderos no van a hacer nada -continuó- y si bien todos defendemos la cultura aborigen, no podemos darle la espalda a la ciencia por un capricho de los padres o los abuelos”.
“Lamentablemente muchos hermanos quieren utilizar el tema cultural para cosas que nada tienen que ver con el bienestar o la salud, una postura con la que estoy totalmente en desacuerdo. La ciencia es para todos, sean criollos o aborígenes porque sirve para salvar vidas”, sostuvo el cacique.

http://www.eltribuno.info/salta/27432-Nada-que-ver-con-la-cultura.note.aspx

1 comentario:

  1. Anda que bien. Dicen no al trasplante porque no va con su manera de ser aborigen. Pero en la foto sí que salen vestidos con ropas no aborígenes, hechas con teconología no aborigen, no?

    Con razonamientos cmo este a las niñas, en determinadas zonas de África, se les practica la ablación. Todo esto tiene un nombre: asesinato. Y o se está o no se está. La via es sagrada. Si al finla Marx tenía razón...

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