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jueves, 7 de abril de 2011

Unas 100.000 personas padecen en las Islas Baleares algún grado de insuficiencia renal crónica

Unas 100.000 personas padecen en las Illes algún grado de insuficiencia renal crónica



Joan Manuel Buades, Ángel Gómez y Escarlata Angullo durante el acto celebrado este miércoles en el Hospital Mateu Orfila de Maó. Foto: 4VENTS
Joan Manuel Buades, Ángel Gómez y Escarlata Angullo durante el acto celebrado este miércoles en el Hospital Mateu Orfila de Maó. Foto: 4VENTS
 
 
Alrededor de 100.000 personas sufren en las Illes algún grado de insuficiencia renal crónica, y de ellas, cerca de 1.150 necesitan un tratamiento renal sustitutorio, ya sea hemodiálisis o trasplante.
Estos datos figuran en la Estrategia de la Enfermedad Renal Crónica de las Illes Balears que este miércoles se ha presentado a los profesionales del Área de Salud de Menorca, en el transcurso de un acto en el Hospital Mateu Orfila que ha contado con la presencia del subdirector de Hospitales del Servicio de Salud, Ángel Gómez; el jefe del servicio de Nefrología del Hospital de Son Llátzer, el doctor Joan Manuel Buades, y la doctora Escarlata Angullo, de Atención Primaria de Mallorca.
Esta estrategia tiene el objetivo de abordar una atención integral, coordinada y multidisciplinar de la enfermedad, actualizar los conocimientos, aplicar las nuevas formas de atención más eficientes y evaluar los resultados asistenciales, para incrementar la calidad de vida de las personas que la sufren y de su entorno. Más aún, si tenemos en cuenta que se trata de una patología asociada al envejecimiento y, dado el aumento de la esperanza de vida, está creciendo de forma progresiva el número de personas afectadas, que ya llega al 22% en las que tienen más de 64 años y al 40% en las mayores de 80 años.
La enfermedad renal crónica está infradiagnosticada y se puede prevenir con hábitos de vida saludables, con el control de la hipertensión arterial, la glucosa y evitando el exceso de peso y el consumo de tabaco.
La Estrategia acentúa la necesidad de detectar a tiempo y, por ello, incide de forma especial en la coordinación entre los diferentes agentes asistenciales y en que los profesionales refuercen y orienten su trabajo a descubrirla en el ámbito de la Atención Primaria, y a identificar la población que esté en riesgo de desarrollarla. Una vez detectada, se puede ralentizar la progresión, lo que repercute de forma positiva tanto en la calidad de vida de las personas como en las complicaciones cardiovasculares asociadas.
Uno de los aspectos más significativos de esta estrategia es la importancia que se da a promover que los pacientes y sus familiares estén bien informados, ya que la comunicación y el acceso a la información pueden facilitar la participación y la toma de decisiones en la atención de la enfermedad, a partir del conocimiento de los cuidados y de las diferentes alternativas, especialmente en cuanto al tratamiento renal sustitutorio.


http://www.menorcadiario.net/actualidad/sociedad/9302-unas-100000-personas-padecen-en-las-illes-algun-grado-de-insuficiencia-renal-cronica

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