30 noviembre 2011. La enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral
amiotrófica son padecimientos del sistema nervioso con una
característica interesante: son susceptibles de ser corregidos por un
trasplante de neuronas diferenciadas de células troncales. Ello se debe a
que el daño en esos pacientes es relativamente restringido, en regiones
y tipos de células cerebrales particulares que causan la
sintomatología.
Por sus investigaciones en el tema, Jaime Iván Velasco Velázquez, de
la División de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular (IFC)
de la UNAM, obtuvo el Premio Ciudad Capital Heberto Castillo Martínez
2011, que otorga el gobierno del Distrito Federal (GDF), a través de su
Instituto de Ciencia y Tecnología, en la categoría de Científicos de 45
años o menos, en el área de Salud.
En el Parkinson, las células que mayoritariamente mueren son las
dopaminérgicas del cerebro medio, que en condiciones normales liberan
dopamina hacia el cuerpo estriado. Si faltan, se registran alteraciones
motoras que se manifiestan como temblor, rigidez y dificultad en los
movimientos.
Se trata de la segunda más frecuente del sistema nervioso, sólo
después de Alzheimer. Aunque no existen datos claros en México, se
estima que entre uno y dos por ciento de la población mayor de 60 años
padece Parkinson, informó el egresado de la carrera de Químico
Farmacéutico Biólogo, y del doctorado en Ciencias Químicas, con
especialidad en Bioquímica de la UNAM.
Desde 1971, recordó, se describió un modelo de roedores
parkinsonianos, que se utiliza para ensayar distintas estrategias
terapéuticas relacionadas, y que consiste en inyectar una toxina para
causar la muerte de esas neuronas. En el caso del científico
universitario, estas ratas se usan para ensayar el trasplante de
neuronas dopaminérgicas diferenciadas de células troncales embrionarias.
Las embrionarias, aclaró, tienen la propiedad de ser muy versátiles
en su capacidad de diferenciarse. Tienen un origen temprano, que es el
blastocisto, y por esa razón son capaces de producir cualquier célula
diferenciada en un organismo adulto.
“El trasplante lo hemos hecho tanto en el cuerpo estriado como en la
sustancia nigra, y en ambos casos hemos observado una recuperación en la
conducta; hemos visto que implantar neuronas que secretan dopamina en
la región que requiere este neurotransmisor, disminuye
significativamente la conducta de giro (dar vueltas de forma
involuntaria) que presentan los animales enfermos”.
Para el caso de la sustancia nigra, abundó, se ha seguido otra
estrategia en colaboración con Instituto de Neurobiología: emplear
moléculas que atraen a los axones (prolongaciones) de las neuronas desde
esa región, donde se implantan, hasta el estriado. “También en ese caso
hemos observado una recuperación significativa”.
En tanto, la esclerosis lateral amiotrófica se caracteriza por la
muerte de neuronas motoras, que permiten el movimiento voluntario. Los
pacientes que sufren el mal se paralizan inicialmente de piernas y
brazos y, eventualmente, fallecen porque se pierde la innervación o el
contacto de los nervios con los músculos que controlan la respiración.
Las personas se asfixian después de algunos meses o años de padecer
la enfermedad. Afecta entre cinco y seis personas por cada 100 mil.
En este caso, Velasco y su equipo diferencian células troncales
embrionarias a neuronas motoras; “verificamos por varios marcadores
moleculares que ocurre esa diferenciación neuronal. La identificación se
hace mediante la expresión de una proteína fluorescente verde, muy
fácil de ver en el microscopio”.
Aquí, el trasplante en animales transgénicos (que tenían la expresión
de un gen humano mutado, causante de la enfermedad de tipo familiar) se
hizo en la médula espinal de ratas adultas. Después del procedimiento,
refirió el experto, se registró una recuperación transitoria en la
conducta y los animales recobraron su movilidad.
No obstante, después de tres semanas, aún los trasplantados empezaron
a paralizarse, de manera similar a los animales que no las recibieron.
Después de un mes, se analizó su tejido y se encontró que no había ya
neuronas “verdes”.
Entonces, se realizó la intervención, pero ahora en animales que no
eran transgénicos. Después de más de un mes, esas neuronas seguían
presentes en la médula espinal de las ratas. Eso significa que las
trasplantadas pueden funcionar por un tiempo, pero el ambiente hace que
mueran. “De la misma manera como observamos que las endógenas
desaparecen, las implantadas también se degeneran”.
Esto apunta a que es muy importante considerar cuál será el ambiente
al que se enfrenten las células una vez colocadas en el Sistema Nervioso
Central. Ahora justamente estudiamos la manera en que se puede promover
la supervivencia, independientemente del medio que afronten, sostuvo
Velasco.
Una tercera línea en el laboratorio del universitario es la
diferenciación in vitro a neuronas dopaminérgicas y motoras. Para ello,
estudia el efecto del estradiol y la progesterona (hormonas con
funciones importantes en la reproducción y en el cerebro adulto) en
cultivos de células troncales embrionarias. Halló que ambas promueven la
diferenciación tanto a neuronas dopaminérgicas como motoras.
El co-editor del libro de texto de reciente publicación Células
troncales y medicina regenerativa, editado por el Programa Universitario
de Investigación en Salud, aclaró que hasta ahora no existe tratamiento
seguro y eficaz para ninguna afección del sistema nervioso, y en el
caso de sus estudios “no hay que alentar falsas esperanzas; esto podría
funcionar eventualmente”.
Por lo pronto, dijo sentirse contento por el premio. En el área de
salud se realizan estudios epidemiológicos y clínicos, “mi investigación
es básica y tiene relación con enfermedades del sistema nervioso, pero
no hacemos procedimientos en humanos. De hecho, recientemente comenzamos
a trabajar con células troncales humanas”, finalizó.
FUENTE: UNAM
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