Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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viernes, 21 de octubre de 2011

"El trasplante de vivo estrecha vínculos"


M.J.E. . PAMPLONA.
  • Enrique Aubá, de la CUN, explicó que en las familias se produce un reajuste de roles ante un trasplante
Actualizada 20/10/2011 a las 00:05
FUE una experiencia "intensa" que ha cambiado su vida en muchos aspectos. Recibir un trasplante de hígado no sólo ha tenido una repercusión física en Rosa María Lasheras Baile, también ha estrechado todavía más el lazo afectivo que le une con su hija puesto que fue ésta quien le donó medio hígado. "El vínculo con ella se ha estrechado más", aseguró.
Lasheras, natural de Arguedas, de 60 años, casada y con dos hijos, acudió ayer a la jornada sobre trasplantes de órganos que organizó la Asociación de Trasplantados y Enfermos Hepáticos de Navarra (ATEHNA). Contó que hace dos años enfermó por sorpresa y que todo fue muy rápido. "No tuve que esperar. Se planteó la posibilidad de que mi hija fuese la donante y no me dio ni tiempo para estar mal", explicó Lasheras.
En su caso, lo mejor, es decir tener donante, fue también lo peor. "Me preocupaba mucho mi hija. Era mi vida pero tenía que implicar a mi hija y me costó, me costó bastante decidirme". En la decisión final influyó de forma contundente la firmeza de su hija. "Ella quería y quería. Lo decía constantemente. Estaba muy segura. Además me corría prisa".
Según explicó, no le dio tiempo a darle muchas vueltas a la cabeza. Y ahora, dos años después, todo se ve de otra forma. "La experiencia es buena cuando la miras con distancia". Los donantes, añadió, "nos dan la vida. Es la segunda vez que vivimos. Quien tiene una calidad de vida pobre se queda muy bien", añadió.
En términos parecidos se expresó Francisco Fernández Ferrón, de 66 años y vecino de Pamplona, casado y con dos hijos. Fernández recibió un trasplante de hígado en 2006. "Estuve esperando muy poco. Sólo cuatro meses", afirmó.
Fernández indicó que durante el tiempo de espera no sintió miedo. "Dudas sí porque no sabes qué puede pasar", dijo. "Tampoco piensas muchas cosas. Ni que tiene que fallecer otra persona. Cuando me llamaron fui y es mejor no darle muchas vueltas", explicó. Fernández, de profesión electricista, reconoce que es un hombre tranquilo. "Hay personas que llevan la espera bastante mal. Hay que hablar con ellas y decirles que estén tranquilos, que todo llega y con el trasplante se vive otra vez".
Fernández fue una de las personas que fundó ATEHNA. "Teníamos la inquietud de tener una asociación, de poder ayudar a la gente. Echarles una mano psicológicamente".
Según indicó, es importante intentar calmar el nerviosismo. "De la información médica se encargan los especialistas. Nosotros nos encargamos de darle moral a la gente". Y, sobre todo, estar ahí para hablar. "Un diálogo de amigos. No se trata de ponerlo más claro ni oscuro sino que hay personas que necesitan charlar un rato porque lo llevan peor que otras".
Antonio García López, natural de Pamplona, de 55 años, casado, con dos hijos y portero en Ubarmin, es el presidente de ATEHNA y también recibió un trasplante hepático hace cinco años. "Estuve varios meses en lista de espera, unos cuatro. Y es duro, es duro", dijo. "Hay que intentar olvidarse del tema porque si no te vuelves loco, aunque siempre está ahí el gusanillo".
Alguna vez reconoce que pensó en el donante. "Sabes que quien te dona el órgano por desgracia ya no le sirve. Por eso no hay que darle vueltas a la cabeza". Y eso, añadió, "es muy fácil de decir pero es complicado de llevar a cabo día tras día. Cuando estás ahí es complicado".

Un psiquiatra dice que la reacción familiar influye en la recuperación

Enrique Aubá Guedea, especialista en psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra destacó ayer que la reacción de la familia ante la enfermedad y el trasplante influye en la evolución del paciente. Aubá participó en la jornada organizada por ATEHNA junto a José Elizalde, coordinador de trasplantes en el Hospital de Navarra, que trató sobre la coordinación hospitalaria.
Según Aubá, la mayor parte de los pacientes salen con éxito de la experiencia. "Es una oportunidad para el crecimiento". Con todo, añadió que hay que estar atentos a los posibles problemas. Por ejemplo, apuntó que hay estudios que indican que hasta un 40% de los pacientes tienen un cuadro depresivo, aunque sea adaptativo. Y hay otros síntomas que pueden aparecer como ansiedad o insatisfacción con la imagen corporal.
En este sentido, comentó que ante la noticia de un trasplante los pacientes suelen pasar por una fase de alerta, que no se puede mantener mucho tiempo, para pasar después a la de adaptación y, si el proceso de prolonga, puede llegar al agotamiento.
Las reacciones dependen de factores como la enfermedad previa, su ciclo vital (si es joven o mujer el impacto es mayor) y el entorno. Así, el apoyo familiar y social es esencial. "Una familia en la que hay cohesión y adaptabilidad modifica la evolución del paciente" aunque el experto comentó que es normal un reajuste de roles y un cambio en la comunicación en estas situaciones.






http://www.diariodenavarra.es/noticias/navarra/mas_navarra/trasplante_vivo_estrecha_vinculos_46107_2061.html

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