EL ÁGORA DE LA CIENCIA
27.11.10 - 00:53
Rafael V. Martín Algarra.
El transplante de órganos entre humanos
es una técnica relativamente reciente, que hoy día nos parece normal (el primer
transplante en humanos se realizó en 1951 y fue de riñón). Gracias a los avances
científicos y técnicos, la supervivencia de los pacientes sometidos a estos
tratamientos va aumentando. Sin embargo, uno de los problemas que se suelen
encontrar los médicos y científicos que trabajan en este terreno es el
insuficiente número de órganos susceptibles de ser trasplantados. Es decir,
existe, y perdóneseme la expresión, un problema de 'abastecimiento'.
La solución a este problema podría parcialmente paliarse con los
xenotrasplantes o xenoinjertos, es decir el trasplante de órganos o tejidos
animales a humanos. Los primeros xenotrasplantes documentados datan del siglo
XVII, aunque es al inicio del siglo XX cuando comienzan a realizarse los
primeros ensayos con cierto rigor y ya, al final de la década de los 60, cuando
mejora su desarrollo y se obtienen algunos resultados interesantes.
En la actualidad se siguen estudiando las posibilidades de estas
técnicas y, en este sentido, cabe destacar los ensayos realizados por el Dr.
Robert Elliot, médico pediatra y profesor de la Universidad de Auckland (Nueva
Zelanda) y su equipo, con células de páncreas de cerdo.
Sus trabajos se han centrado en el tratamiento de pacientes con
diabetes tipo I, en los que los tratamientos habituales no proporcionaron un
control adecuado y estable de su glucemia. Para ello han recurrido a un
"clásico" en el tratamiento de la diabetes que hace tiempo había dejado de
usarse; hablamos de la insulina porcina que durante más de 50 años ha sido
utilizada sin problemas gracias a su parecido a la insulina humana. Sin embargo,
la insulina se ha administrado de "otra manera", pues, en estos ensayos, se ha
procedido a la administración intraperitoneal de células productoras de insulina
procedentes de páncreas de cerdo, de modo que éstas quedan depositadas sobre la
cavidad abdominal del paciente. Estas células, llamadas islotes, se encuentran
encapsuladas y gracias a dicha cubierta, se evita por una parte el posible
rechazo del sistema inmunitario y por otra, no impide la salida de la insulina
secretada por las células porcinas. Además, estas se comportan igual que las
células pancreáticas normales, de modo que tras una comida los islotes también
secretan insulina, y dejan de hacerlo cuando no es necesario, es decir se
autorregulan.
Hasta ahora este tipo de tratamiento lo han recibido 17 pacientes,
mejorando de manera significativa el control de su enfermedad. Aunque para
controlar adecuadamente la glucemia, los pacientes deben seguir recibiendo dosis
suplementarias de insulina, éstas son más reducidas que antes del tratamiento.
Los resultados obtenidos en pacientes sometidos a este xenoinjerto
son satisfactorios y esperanzadores, teniendo en cuenta que hace tres años que
el primer paciente recibió este tratamiento y sigue respondiendo bien. Sin
embargo, el problema de "abastecimiento" también existiría si tenemos en cuenta
que en el mundo hay más de 20 millones de diabéticos, a no ser que noticias como
ésta estimulen la producción porcina, eso sí, de cerdos "muy limpios".
*Universidad CEU Cardenal Herrera
http://www.lasprovincias.es/v/20101127/salud/xenoinjertos-nueva-tecnica-para-20101127.html
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