Asociación de Trasplantados de Páncreas.

Asociación de Trasplantados de Páncreas.
astxpancreas@gmail.com

miércoles, 17 de noviembre de 2010

«Lloré mucho durante los 13 meses de espera»

14.11.10 - 00:07 -
 
 
José Manuel Fernández disfruta de un hígado nuevo desde hace dos años. Afirma que «aunque suene a topicazo, tengo dos fechas de cumpleaños. La segunda la celebro el día 18 de julio», cuando le trasplantaron un nuevo órgano que le permitió seguir viviendo.
-¿Pudo agradecer a la familia del donante que dieran su consentimiento?
-No quisimos, aunque sospechamos quienes eran. Pero no creo que encontrara suficientes palabras para agradecer a la familia del chico (era un hombre joven) que dieran su consentimiento. Me gustaría gritar a los cuatro vientos que en este mundo nos hacen falta más donantes. Yo desesperé durante los 13 meses que estuve en la lista de espera. Hay gente que ha muerto mientras aguardaba un órgano.
-En 2005, con 49 años, le descubren que tiene el hígado destrozado, pero no es hasta 2008 cuando se lo trasplantan. ¿Cómo fue esa espera?
-Hasta que me metieron en la lista de espera, en la que estuve 13 meses y diez días, sabía que lo que me ocurría era grave, pero no tanto como el resto de mi familia o amigos. Mi mujer Isabel me confesó más tarde que hubo una temporada en la que parecía que ya estaba muerto. Adelgacé 20 kilos (me quedé en 58) y mi aspecto físico era el de un hombre de 90 años. Hasta para subir el peldaño del portal me tenían que empujar.
-¿Qué ocurrió cuando entró en la lista de receptores?
-Ahí fue cuando me di cuenta de que me podía morir. He llorado muchas veces durante ese tiempo. Me sentía impotente. Notaba en la mirada de mi dos hijas y de mi mujer que algo iba fatal. Además, como me dijeron que tendría que esperar tres o cuatro meses, pasado ese tiempo, llegué a imaginar que no sobreviviría para cuando me tocase el turno.
-Pero la operación no llegó a la primera.
-El 18 de junio de 2008 me llamaron justo antes de sentarme a comer. Me ingresaron, me hicieron todo tipo de pruebas e incluso me rasuraron. Pero el médico rechazó el hígado en el último momento, porque lo vio dañado. Esa noche la pasé en casa con una gran pesadumbre, pero sabiendo que era el primero en la lista. Justo un mes después, a la misma hora, me volvieron a llamar y esta vez sí fue la buena. ¡Hasta el rasurado me sirvió de la primera! Todo fue tan bien que terminaron cuatro horas antes. Cuando llamaron a mi mujer para decirle que todo iba bien, ella y mis hijas estaban convencidas de que el médico les iba a decir que había muerto. Menudo susto se llevaron.
-¿Qué fue lo primero que comió?
-¡Un bocata de jamón! Durante dos años sólo pensaba en eso. No creo que vuelva a probar la verdura hervida. Fue mi dieta durante meses interminables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario