JUAN JESÚS ZABALZA SENOSIÁIN Y MIGUEL ANGEL LEÓN CORRES | TRASPLANTADO Y DONANTE DE HÍGADO Y CUÑADOS
TENGO UNA DEUDA IMPAGABLE CON MI CUÑADO POR DONARME MEDIO HIGADO.
M.J.E. . PAMPLONA Sábado, 2 de octubre de 2010 - 03:59 h.
"Todavía me sorprende hasta a mi mismo que mi cuñado me haya donado
medio hígado". Juan Jesús Zabalza Senosiáin, vecino de la Rotxapea, 46
años, casado y padre de una hija, recibió hace poco más de un año, el 23
de julio de 2009, un trasplante de hígado. La peculiaridad es que es
uno de los pocos trasplantados en Navarra que ha recibido el hígado de
un donante vivo, aunque llama más la atención que su donante haya sido
su cuñado. "Es el hermano de mi mujer", explica Zabalza y añade que hay
personas que se sorprendieron mucho al saberlo.
Juan Jesús Zabalza (izquierda, en primer término) junto a su cuñado Miguel Ángel León Corres. JAVIER SESMA
"Es cierto. Había gente que me preguntaba si lo había pensado bien",
reconoce Miguel Ángel León Corres, el donante. Este pamplonés de 41
años, casado y padre de dos hijos de 12 y 8 años, asegura que no se
siente mejor persona después de haber pasado por este trance. "Sigo
siendo el mismo. Reconozco que no estoy orgulloso de muchas cosas que he
hecho pero de ésta, en concreto, sí lo estoy". Y matiza, "lo hice por
él y también por mi. Mi conciencia me decía que lo debía hacer. Cuando
me preguntaban si me lo había planteado yo decía que no me lo tenía que
plantear. Cada uno sabe qué tiene que hacer en esta vida".
Juan Jesús Zabalza y Miguel Ángel León, que es chófer y ahora está
en paro, residen en el mismo bloque de viviendas en la Rotxapea. "Antes
teníamos buena relación. De irnos algún día al campo o a jugar una
partida. Pero tampoco estábamos todo el día juntos ni metidos uno en la
casa del otro", explican.
De hecho, cuando plantearon a Zabalza que necesitaba un trasplante y
el doctor Herreros, de la Clínica Universidad de Navarra, le habló de
la posibilidad de que fuese un donante vivo el propio Zabalza no lo vio
muy claro. "No había oído hablar de estas operaciones y cuando te lo
cuenta lo ponen muy crudo. Puede salir mal y me daba mucho miedo. Es una
operación de muchas horas en la que le quitan al donante el 60% del
hígado", explicó. Por eso, Zabalza se puso en contacto con la Asociación
de Trasplantados Hepáticos. "Allí conocí a trasplantados y a donantes
vivos. Hablar con ellos y verlos te cambia la perspectiva", dijo.
El resultado fue que la familia se volcó y que antes de encontrar al
donante definitivo se hicieron las pruebas otro cuñado de Zabalza y una
hermana suya, que no eran compatibles. "Me siento súper orgulloso",
afirma Zabalza y relata que le ayudó bastante seguir con su trabajo, en
la lavandería de El Vergel, hasta poco antes de la intervención. "La
verdad es que pasé mucho miedo. No por mí, porque yo ya estaba enfermo.
Me preguntaba ¿y si por salvarme a mi se muere otro? Yo, si soy sincero y
digo la verdad, no sé como habría actuado", reconoce. Prueba de ello es
que en cuanto despertó de la anestesia su primer pensamiento fue para
su cuñado. "Le pregunté a mi mujer cómo estaba Miguel Ángel y cuando me
dijo que bien respiré".
Por contra, Miguel Ángel León le quita importancia a este extremo.
"¡Claro que pasas miedo! no soy ningún valiente. Llegas como un flan y
el día antes de la intervención estas hecho un manojo de nervios",
asegura. Sin embargo, "me encontraba bien físicamente", añade. Tampoco
tenía miedo por su familia en caso de que le pasase algo. "Tengo un buen
colchón familiar", asegura y mira de reojo entre risas a Zabalza.
"Todavía no le ha dado las gracias así, de palabra, pero él sabe que
tengo una deuda impagable para toda la vida", apunta el trasplantado y
reconoce que ahora se siente más unido a su cuñado. "No me hace ninguna
falta que me de la gracias", contesta rápidamente León.
La solidaridad de esta familia habla por si sola de sólidos lazos y
buenas relaciones pero sin grandilocuencias. Miguel Ángel León asegura
que su cuñado "es un tío normal". Eso sí, "cuando hay que dar el callo,
lo da". Pero ante la posibilidad de repetir la experiencia aspira hondo:
"s un familiar directo, un hijo, un hermano, lo haría sin dudar. En
otro caso, no lo sé. Son situaciones extremas y hay que plantear el caso
en el momento concreto", afirma ya que aunque la recuperación ha sido
rápida y buena los riesgos están ahí. "Al final, hay que echarle un
par...", asegura.
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