Periodismo Ciudadano en la bendición de la nueva iglesia de Santa María y San Miguel
Alcalá de Guadaíra. 17 de octubre. 2.010.
El viernes pasado nos honró el arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo, con una visita protocolaria a la nueva iglesia de Santa María y San Miguel, situada en el Campo de las Beatas, para bendecir el nuevo templo. Como no podía ser menos le acompañaron nuestro alcalde, Antonio Gutiérrez Limones, y muchas otras personalidades alcalareñas.
El acto fue muy emotivo y la iglesia estaba de bote en bote. Viendo
las caras de emoción de los que ocupaban las zonas nobles una podía
intuir facilmente el trabajo que había detrás de esta parroquia, y el
compromiso. Porque aquí han arrimado el hombro todos: el arzobispado, el
arquitecto, el alcalde y los que aquí mandan, todas las otras
parroquias y sus sacerdotes, las hermandades, … y hasta los albañiles
que la construyeron.
Si hay algo que engrandece nuestra iglesia es eso: que es
comunitaria, que es fruto del trabajo de un grupo y de la solidaridad, y
que siempre va más allá del rezo y se pringa hasta la médula en la
acción. La acción social y la solidaridad no faltarán nunca en Santa
María y San Miguel, estoy segura, porque son muchas voluntades
defendiendo este proyecto, y cuando la voluntad de muchos se une no hay
quien pueda con eso.
Allí estuvimos varios miembros de la Asociación de Trasplantados de
Páncreas, que como somos pocos tenemos que estar en misa y repicando. Y
antes de comenzar la misa charlamos desenfadadamente con el alcalde, y
nos recordó que no se ha olvidado de la calle Donantes de Órganos, no;
que están en ello y que dentro de poco tiempo tendremos también en
Alcalá una calle o plaza con este nombre, porque como él mismo dice: si
hay algo que somos, es solidarios. La política da para mucho, pero si da
para corazón, a mí me vale. Y en Alcalá nuestra gente tiene corazón de
sobra como para ponerse en el lugar de los enfermos terminales que sólo
un trasplante les puede salvar la vida.
Todos sabemos que para un
trasplante o te donan en vida el órgano (si se puede, como hizo nuestra
vecina Rocío que le dio un riñon a su madre), o alguien tras su muerte
te lo regala. Ponerle este nombre a una calle en Alcalá no es sólo para
que todos nos familiaricemos con el trasplante como algo que es posible,
que es diario, que es real, sino para enorgullecernos de todos los
donantes que han salvado vidas aquí y que son o han sido nuestros
vecinos.
En misas como la del viernes la comunión, la unión entre todos los
parroquianos, no es un acto simbólico, es un orgullo. Como orgullo es
vivir en Alcalá.
Alcalá de Guadaíra. Alcalaonline. Beatriz González.
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