Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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viernes, 29 de marzo de 2013

Noticia. Trasplante: todo por una nueva vida

lainformacion.com 
lunes, 25/03/13 - 13:21


Un trasplante es una oportunidad de vida gracias al gesto solidario de una persona y al trabajo de muchos profesionales. España es líder mundial en donación de órganos y EFEsalud ha comprobado la eficacia de todo el proceso en un trasplante de hígado, coordinado por la ONT

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se encarga de coordinar la donación, extracción, preservación, distribución, intercambio y trasplante de órganos, tejidos y células. Esta coordinación se estructura en tres niveles: Nacional, Autonómico y Hospitalario.



España es el país con mayor tasa de donación de órganos del mundo, con cerca de 35 donantes por millón de personas, y lo lleva siendo desde hace 21 años. En 2012, España registró 1.643 donantes, lo que permitió 4.211 trasplantes, de los cuales: 2.551 fueron renales, 1.084 hepáticos, 247 cardíacos, 238 pulmonares, 83 de páncreas y 8 intestinales.

La ONT, cuyo director es el doctor Rafael Matesanz, fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2010.

Todos podemos ser donantes, porque sin la solidaridad de personas que donen sus órganos desinteresadamente y sin el trabajo de muchos profesionales, no sería posible que los pacientes en lista de espera sobrevieran.

Un equipo de EFEsalud ha estado pendiente las 24 horas del día de una llamada de teléfono de la ONT para acompañar a todos los profesionales en un proceso completo de trasplante.

Durante las semanas en espera hemos podido sentir, salvando las distancias, la angustia de las personas que necesitan un nuevo órgano para seguir viviendo.
 


Cuando suena el móvil

Una persona fallece en un hospital y el coordinador de trasplantes consulta a la familia cuál era la voluntad de esta persona con respecto a la donación. Si la familia no autoriza, no hay donación.

¿Y la tarjeta de donante? El carnet de donante es algo simbólico que dice: “mi voluntad es donar mis órganos”, por lo que a pesar de que únicamente tiene valor testimonial, y ningún valor legal, es un gesto importante para que los nuestros sepan cuál es nuestra voluntad el día que fallezcamos.

Si la causa de la muerte no es natural, entonces se ha de dar un parte judicial, y la autorización para la extracción de órganos la tendrá que firmar un juez o forense, una vez que la familia ha autorizado el trasplante.

El coordinador de trasplantes es una figura clave en todo el proceso, y se encarga en todos los hospitales de la red pública donde hay posibilidad de que haya un donante, de recoger los datos clínicos y analíticos de esa persona que ha fallecido. Después, hace la llamada a la Organización Nacional de Trasplantes, que es donde están centralizadas las listas de espera de todas las personas que necesitan un órgano, salvo de riñón.
 

La ONT responde a la llamada

Cuando la Organización Nacional de Trasplantes recibe la llamada del coordinador del hospital donde ha fallecido una persona donante, se anotan todos los datos clínicos y analíticos para comprobar qué órganos sirven y cuáles no para trasplantes, según las características de los pacientes que están en la lista de espera.

El siguiente paso es distribuir los órganos que sí que sirven para trasplante, ¿cómo? En base a dos criterios:
Criterio clínico: Si hay alguna “Urgencia 0”, quiere decir que una persona necesita un órgano urgentemente porque si no lo recibe puede fallecer en menos de 72 horas, entonces tiene prioridad nacional. No importa en qué punto de la geografía española se encuentre el paciente.
Criterio geográfico: Si no hay “Urgencia 0”, entonces se atiende al criterio geográfico: si el mismo hospital también tiene centro de trasplante, entonces es para los receptores de ese hospital. En el caso de que no los hubiera, para los de esa comunidad, si en la misma comunidad no hay, entonces para las comunidades limítrofes, y sino para el resto de España.

En el caso excepcional de que no hubiera receptores en España para ese órgano, entonces se comunica a los centros de nuestro entorno (Francia, Italia y Portugal) para ver si tienen receptores y poder enviárselo extraído o que vengan ellos a extraerlo, depende del órgano.

La coordinación en este proceso es muy importante, desde el centro de la ONT hablan todos los días con todos los hospitales implicados. Una coordinación que lleva ya muchos años y todo el mundo sabe cómo funciona, y gracias a eso se puede hacer a contrarreloj, porque todos los implicados en el proceso saben cómo tienen que actuar.

Y también suena el móvil en EFEsalud. La Organización Nacional de Trasplantes nos permite acompañarles para hacer el reportaje.
 

De camino a realizar el trasplante

En este caso es un equipo médico del Hospital Gregorio Marañón bajo el mando del doctor Enrique Velasco, el que se desplaza a otro hospital, lo más rápido posible, para extraer el órgano vital a la persona donante.

En una donación la persona que recibe el órgano no sabe quién se lo ha dado; siempre se mantiene el anonimato. Por esta razón en este reportaje no sale en ningún momento nada que pueda relacionar cuál es el hospital donde ha fallecido el donante.

Desde ese hospital subimos a una ambulancia con el equipo médico del Gregorio Marañón que se ha desplazado hasta el centro sanitario del donante para llevar a cabo la operación de extracción del órgano, con una nevera azul donde se encuentra el hígado perfectamente preparado en tres envoltorios especiales de plástico impermeables y con una solución de preservación (que ayuda a mantener las células en estado de hibernación).

Además el hígado está rodeado de hielo para mantenerlo a una temperatura de unos cuatro grados.

La ONT se encarga de organizar los desplazamientos: por tierra o aire. Los desplazamientos más cortos entre la misma comunidad se hacen en ambulancia, pero si el receptor del órgano se encuentra a unos 200 kilómetros del hospital del donante, se utiliza una flota de coches alquilados de alta cilindrada para poder llegar lo antes posible. Si el desplazamiento ha de ser por aire, se utilizan vuelos regulares de una compañía aérea.

Los helicópteros apenas funcionan, solo para desplazamientos internos entre comunidades y cuando resulte más efectivo este medio que el coche.

El tiempo del desplazamiento es muy importante, porque los órganos tienen un “tiempo de isquemia”, que es el intervalo transcurrido desde que se extrae del paciente donante, hasta el desclampaje arterial en el receptor (el paso de la sangre del receptor por el órgano nuevo). “Lo ideal es que este tiempo de isquemia no supere las diez, doce horas, en el caso del hígado”, explica el doctor Enrique Velasco.

Este tiempo es diferente para todos los órganos, por ejemplo, el riñón es el que más aguanta (puede hacerlo hasta 24 horas), y el corazón, el pulmón y el intestino, los que menos con tres horas, tres y media como tiempo de isquemia.

“En algunos casos fulminantes, como una intoxicación por setas en el hígado, es preferible extraer el órgano antes incluso de tener un posible donante (para que la intoxicación no se extienda por todo el cuerpo). En este caso sería un paciente de “Urgencia 0″ que puede sobrevivir hasta 48 horas sin hígado, en algunos casos con una máquina que sustituye parcialmente la función”, especifica el doctor Velasco.

Tras recorrer el trayecto en la ambulancia, con sirenas y luces esquivando cada coche que se interpone en el camino, llegamos al Hospital Gregorio Marañón, donde se encuentra el paciente receptor esperando para recibir su nuevo hígado.
 

Un trasplante: una nueva oportunidad de la vida
La cirugía de banco

El equipo médico que ha llevado a cabo la operación de extracción del órgano en el paciente donante y con el que nos hemos trasladado en la ambulancia, realiza ahora la llamada “Cirugía de banco”.

“Tenemos que dejarlo lo más limpio posible: quitarle la grasa, los restos de músculo que acompañan al órgano y sobre todo comprobar que las estructuras vasculares están enteras y en buena disposición, para que la cirugía de implante sea más sencilla”, explica este doctor.

Una primera parte que suele durar entre una hora y hora y media y en la que, en este caso, han tenido que reconstruir un vaso de entrada al hígado (como la vena cava inferior, la vena porta o la arteria hepática) para dejarlo en perfectas condiciones.

Una vez que el órgano está preparado se cierran las tres bolsas protectoras impermeables (en las que siempre está el hígado ya que no sale de ellas hasta que lo implantan en el paciente receptor), y lo vuelven a introducir en la nevera azul con el líquido de conservación y a la temperatura requerida y el equipo médico lo traslada al quirófano donde se va a efectuar la operación.

El equipo del doctor Velasco finaliza aquí su importante labor en este proceso y deja paso al siguiente equipo de profesionales, quienes van a extraer el órgano enfermo al receptor y le van a implantar el órgano sano del donante.

El paciente llega al quirófano acompañado de todos los informes necesarios y con todas las pruebas pertinentes realizadas. Ya está listo para recibir su nuevo hígado.

José Manuel Pérez Román tiene 47 años y lleva en lista de espera menos de doce meses. Padece una cirrosis fulminante por alcohol, y como el mismo nos cuenta antes de que le pongan la anestesia, este hígado es una nueva oportunidad que le da la vida ya que su expectativa vital antes del trasplante era entre seis y doce meses.

“La razón de que me tengan que trasplantar el hígado es por beber”, nos cuenta José Manuel.

El equipo de enfermería está en quirófano preparando a José Manuel para la operación. Los médicos anestesistas trabajan para controlar durante toda la intervención: las principales funciones corporales como son la respiración, el ritmo cardíaco, la temperatura del cuerpo, la presión arterial o los niveles de oxígeno en sangre.

Además los anestesistas estarán durante todo el trasplante supervisando al paciente y en contacto con los cirujanos y enfermeros para poder responder a cualquier problema que ocurriese durante la cirugía.
En manos del doctor García Sabrido

El doctor José Luis García Sabrido, jefe de Cirugía del Gregorio Marañón, es una eminencia en el mundo de la medicina y en particular en los trasplantes de hígado; ya ha realizado casi mil trasplantes en su vida.
La hepatectomía: extracción del hígado enfermo

Con el doctor García Sabrido a la cabeza, el equipo médico va a llevar a cabo esta intervención. La primera parte es la llamada hepatectomía y consiste en la retirada del órgano enfermo del paciente receptor. Este proceso suele durar entre hora y media y dos horas.

Durante esta primera parte tienen que desligar todas las conexiones que existen entre el hígado nativo del paciente y su cuerpo: los tejidos, las grandes venas cava inferior y porta, la arteria hepática o los conductos por donde llega el jugo biliar al hígado.

Una vez que lo han conseguido, el doctor García Sabrido explica cómo ha transcurrido esta fase, “en este caso ha sido un poco más dificultoso de lo habitual ya que el paciente tenía trombosis en la vena porta y había mucha hipertensión portal con muchas varices, pero aún así hemos conseguido desconectar el hígado nativo del receptor de todas las conexiones con éxito”.

Con el hígado extraído ya en la mano, el jefe de Cirugía del Hospital Gregorio Marañón nos explica en qué estado se encuentra: “Es un hígado enfermo con cirrosis, en donde se ven perfectamente los lóbulos con la vesícula y los vasos seccionados. Este paciente estaba en situación de enfermedad hepática terminal por lo que estadísticamente no hubiera llegado a terminar este año con vida”.
 

El implante del hígado nuevo

Mientras el doctor García Sabrido termina de preparar el campo quirúrgico del paciente para implantar el órgano, el doctor Bachiller lleva a cabo la última preparación del hígado antes de trasplantarlo, esta vez ya conociendo el estado de la zona donde se va a implantar.

Una vez que se ha extraído el hígado cirrótico de José Manuel, y se ha terminado de preparar por completo el órgano del donante, se introduce el injerto en el paciente y se empiezan a hacer las uniones entre los vasos, venas y arterias del injerto con los vasos, venas y arterias del paciente. Esta segunda parte de la operación suele durar dos horas. Todas las conexiones que se habían cortado, ahora se vuelven a rehacer para que el nuevo hígado comience a funcionar.

Lo único que queda es quitar las pinzas, los clanes, de forma que el injerto se rellena de sangre oxigenada a la temperatura normal del paciente.


“Uno de los primeros signos del éxito del trasplante es que el injerto comienza a producir bilis, como ha ocurrido en este caso”, explica el doctor García Sabrido.

Por último se miden los flujos arteriales y luego el flujo portal. Una vez que se constata que los flujos son normales, se reconstruye la vía biliar, se pone un drenaje y se cierra el paciente.

“A pesar de que la primera parte de la hepatectomía ha sido algo más dificultosa de lo normal, la técnica ha ido bien y parece que el injerto está dando bilis y está funcionando”, concluye el doctor García Saborido.

Un final feliz

EFEsalud ha comprobado cómo la ONT da una nueva oportunidad de vida para personas como José Manuel, una de las más de 86.180 personas que han sido trasplantada en España desde el año 1989. Todo esto es posible gracias a la donación altruista de una persona y al esfuerzo de tantos profesionales que trabajan las 24 horas del día, los 365 al año para hacerlo posible, en este caso han intervenido:
Personal médico y sanitario del hospital donde ha fallecido el donante.
Los profesionales que forman el equipo extractor del Hospital Gregorio Marañón, dirigido por el doctor Enrique Velasco.
El equipo implantor, dirigido por el doctor García Sabrido: 3 cirujanos, 2 residentes, 2 anestesistas y un residente, 4 enfermeros y un auxiliar de enfermería.

Además de todos los profesionales de la Organización Nacional de Trasplantes, un equipo del SUMMA, una hepatóloga del Hospital Gregorio Marañón y el equipo de coordinación de ambos hospitales,.

En todo el proceso han intervenido alrededor de 50 personas.

Y todo esto coordinado por la Organización Nacional de Trasplantes que nunca duerme, pero siempre nos hace soñar. Todos nosotros podemos ser donantes, porque además no sabemos si en algún momento también podríamos necesitar un órgano.





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