¿Alcohólicos deben dejar la bebida para recibir trasplantes?
CARLA K. JOHNSON | CHICAGO (AP) | Publicado el 11 Noviembre 2011 - 2:01 p.m.
Un estudio en el que varios médicos afirman que los alcohólicos que necesitan trasplantes de hígado no deberían tener que demostrar que pueden mantenerse sobrios por seis meses antes de someterse a una intervención amenaza con intensificar un debate en torno a si las personas que destruyen sus órganos con la bebida merecen recibir órganos nuevos que podrían ir a otros.
El estudio analizó los casos de pacientes que sufrían de una hepatitis derivada de la bebida tan severa que probablemente no hubieran sobrevivido de haber tenido que esperar seis meses.
Las conclusiones, que difunde el jueves la publicación The New England Journal of Medicine, podrían elevar la demanda de hígados frente a una oferta escasa y reactivar un debate ríspido en torno a si deben concederse los trasplantes a personas alcohólicas.
La controversia alcanzó su punto máximo en la década de 1990 cuando recibieron trasplantes de hígado celebridades con problemas de bebida como Larry Hagman, David Crosby y Mickey Mantle.
En uno de los casos más recientes, el astro británico de fútbol George Best recibió otro hígado en 2002, reincidió en el trago y falleció tres años después.
Las bebidas espirituosas pueden causar enfermedades mortales que destruyen el hígado como la cirrosis y la hepatitis.
En Estados Unidos, casi uno de cada cinco trasplantes de hígado corresponden a grandes bebedores o individuos que dejaron ese hábito.
Los hospitales que practican trasplantes obligan de manera ordinaria a los pacientes en espera de otro hígado a una abstinencia de alcohol durante seis meses.
Con esta medida se busca que los pacientes garanticen a los médicos que se mantendrán en el redil de los abstemios tras la operación.
Los bebedores que tienen hepatitis severa constituyen una pequeña porción de los pacientes que necesitan trasplantes.
De acuerdo con el estudio francés, apenas aumentaría 3% la demanda de hígados si se anulara la regla de que los pacientes se mantengan abstemios seis meses.
El principal autor del estudio, el doctor Philippe Mathurin, del Hospital Huriez en Lille, Francia, dijo que para los pacientes alcohólicos podría ser injusta la aplicación estricta de la regla de la abstinencia de seis meses.
Los pacientes bebedores tienen tanto derecho a recibir un trasplante de hígado como cualquiera de los demás pacientes, en muchos de los cuales su problema resultó de obesidad o malos hábitos como consumo de drogas.
Mathurin dijo que favorece el mantenimiento de la regla para otros alcohólicos con problemas hepáticos debido a que _subrayó_ en algunos, con solo mantenerse sobrios, sus hígados recuperan las funciones.
El doctor Robert S. Brown hijo, director de trasplantes del Hospital Presbyterian de Nueva York/Centro Médico de la Universidad de Columbia, coincidió en que llegó la era de hacer una revaluación de la regla de los seis meses.
“El desafío de este documento es buscar alternativas mejores, tanto para el tratamiento del alcoholismo como enfermedad así como para el pronóstico de la eficacia del trasplante”, dijo.
Mathurin reconoció que tal cambio podría aumentar el número de pacientes en la lista de espera para recibir un órgano y señaló: “Implica que debemos incrementar el número de donantes”.
En Estados Unidos se efectuaron en 2010 casi 6.300 trasplantes de hígado, no obstante más de 1.400 estadounidenses murieron en la espera, según la organización United Network for Organ Sharing (Red Unida para Compartir Organos).
Agregar más gente a la lista podría redundar en esperas mayores y en un número mayor de muertes entre no bebedores.
La maestra de preescolar Jane Sussman, de 59 años, ha esperado más de un año para recibir un hígado.
Los médicos no tienen la certeza de cuál es la causa de su problema hepático, pero no fue el alcohol y jamás ha sido bebedora. Sussman no desea que la lista se agrande con la inclusión de alcohólicos.
“¿Quién tiene la seguridad de que no reincidieran de inmediato a la bebida?”, preguntó Sussman.
El órgano de un donante enfermo es el “obsequio más maravilloso que se puede recibir en la vida. Si no se le trata correctamente es un obsequio tirado a la basura que pudo servir a alguien más, como yo”.
El estudio francés abarcó 26 alcohólicos con hepatitis severa y que no mejoraron con tratamiento de fármacos.
Estos pacientes fueron seleccionados cuidadosamente: Entre otros aspectos, todos tenían el apoyo de su familia o amigos.
Los pacientes se comprometieron a abandonar la bebida y recibieron los trasplantes. Estos fueron comparados con un grupo de pacientes que tenían enfermedades hepáticas similares y a los que no se les ofreció la alternativa del trasplante.
Fue obvio que mejoraron los que recibieron los trasplantes: 77% continuaban vivos seis meses después, en comparación con 23% de los que no recibieron otro hígado.
Asimismo, reincidió en el trago un número menor al previsto: Sólo tres de los pacientes que recibieron trasplantes volvieron a la bebida dos o tres años después, una tasa mucho menor a la de 30% que se calcula corresponde en general a los pacientes alcohólicos que acataron la regla de no beber durante seis meses.
El doctor Christopher Hughes, director de trasplantes de hígado en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, expresó preocupación de que el conjunto de posibles donadores de órganos se reduzca si el público cree que los órganos irán a parar a cuerpos de bebedores activos.
“Creo que éste es un tema muy controversial. No creo que esta situación tenga bastante apoyo”, manifestó Hughes.
___
En internet:
The New England Journal: http://www.nejm.org
http://www.eluniversal.com.co/cartagena/vida-sana/%C2%BFalcoholicos-deben-dejar-la-bebida-para-recibir-trasplantes-52750
El estudio analizó los casos de pacientes que sufrían de una hepatitis derivada de la bebida tan severa que probablemente no hubieran sobrevivido de haber tenido que esperar seis meses.
Las conclusiones, que difunde el jueves la publicación The New England Journal of Medicine, podrían elevar la demanda de hígados frente a una oferta escasa y reactivar un debate ríspido en torno a si deben concederse los trasplantes a personas alcohólicas.
La controversia alcanzó su punto máximo en la década de 1990 cuando recibieron trasplantes de hígado celebridades con problemas de bebida como Larry Hagman, David Crosby y Mickey Mantle.
En uno de los casos más recientes, el astro británico de fútbol George Best recibió otro hígado en 2002, reincidió en el trago y falleció tres años después.
Las bebidas espirituosas pueden causar enfermedades mortales que destruyen el hígado como la cirrosis y la hepatitis.
En Estados Unidos, casi uno de cada cinco trasplantes de hígado corresponden a grandes bebedores o individuos que dejaron ese hábito.
Los hospitales que practican trasplantes obligan de manera ordinaria a los pacientes en espera de otro hígado a una abstinencia de alcohol durante seis meses.
Con esta medida se busca que los pacientes garanticen a los médicos que se mantendrán en el redil de los abstemios tras la operación.
Los bebedores que tienen hepatitis severa constituyen una pequeña porción de los pacientes que necesitan trasplantes.
De acuerdo con el estudio francés, apenas aumentaría 3% la demanda de hígados si se anulara la regla de que los pacientes se mantengan abstemios seis meses.
El principal autor del estudio, el doctor Philippe Mathurin, del Hospital Huriez en Lille, Francia, dijo que para los pacientes alcohólicos podría ser injusta la aplicación estricta de la regla de la abstinencia de seis meses.
Los pacientes bebedores tienen tanto derecho a recibir un trasplante de hígado como cualquiera de los demás pacientes, en muchos de los cuales su problema resultó de obesidad o malos hábitos como consumo de drogas.
Mathurin dijo que favorece el mantenimiento de la regla para otros alcohólicos con problemas hepáticos debido a que _subrayó_ en algunos, con solo mantenerse sobrios, sus hígados recuperan las funciones.
El doctor Robert S. Brown hijo, director de trasplantes del Hospital Presbyterian de Nueva York/Centro Médico de la Universidad de Columbia, coincidió en que llegó la era de hacer una revaluación de la regla de los seis meses.
“El desafío de este documento es buscar alternativas mejores, tanto para el tratamiento del alcoholismo como enfermedad así como para el pronóstico de la eficacia del trasplante”, dijo.
Mathurin reconoció que tal cambio podría aumentar el número de pacientes en la lista de espera para recibir un órgano y señaló: “Implica que debemos incrementar el número de donantes”.
En Estados Unidos se efectuaron en 2010 casi 6.300 trasplantes de hígado, no obstante más de 1.400 estadounidenses murieron en la espera, según la organización United Network for Organ Sharing (Red Unida para Compartir Organos).
Agregar más gente a la lista podría redundar en esperas mayores y en un número mayor de muertes entre no bebedores.
La maestra de preescolar Jane Sussman, de 59 años, ha esperado más de un año para recibir un hígado.
Los médicos no tienen la certeza de cuál es la causa de su problema hepático, pero no fue el alcohol y jamás ha sido bebedora. Sussman no desea que la lista se agrande con la inclusión de alcohólicos.
“¿Quién tiene la seguridad de que no reincidieran de inmediato a la bebida?”, preguntó Sussman.
El órgano de un donante enfermo es el “obsequio más maravilloso que se puede recibir en la vida. Si no se le trata correctamente es un obsequio tirado a la basura que pudo servir a alguien más, como yo”.
El estudio francés abarcó 26 alcohólicos con hepatitis severa y que no mejoraron con tratamiento de fármacos.
Estos pacientes fueron seleccionados cuidadosamente: Entre otros aspectos, todos tenían el apoyo de su familia o amigos.
Los pacientes se comprometieron a abandonar la bebida y recibieron los trasplantes. Estos fueron comparados con un grupo de pacientes que tenían enfermedades hepáticas similares y a los que no se les ofreció la alternativa del trasplante.
Fue obvio que mejoraron los que recibieron los trasplantes: 77% continuaban vivos seis meses después, en comparación con 23% de los que no recibieron otro hígado.
Asimismo, reincidió en el trago un número menor al previsto: Sólo tres de los pacientes que recibieron trasplantes volvieron a la bebida dos o tres años después, una tasa mucho menor a la de 30% que se calcula corresponde en general a los pacientes alcohólicos que acataron la regla de no beber durante seis meses.
El doctor Christopher Hughes, director de trasplantes de hígado en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, expresó preocupación de que el conjunto de posibles donadores de órganos se reduzca si el público cree que los órganos irán a parar a cuerpos de bebedores activos.
“Creo que éste es un tema muy controversial. No creo que esta situación tenga bastante apoyo”, manifestó Hughes.
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En internet:
The New England Journal: http://www.nejm.org
http://www.eluniversal.com.co/cartagena/vida-sana/%C2%BFalcoholicos-deben-dejar-la-bebida-para-recibir-trasplantes-52750
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