“Mis campanas son capaces de ahuyentar el virus de la gripe”
El concierto de Mark Pulido que el próximo viernes, 6 de junio, se celebrará a las 21.00 horas (15 euros) en la iglesia de San Nicolas de Bari (La Candelaria), no será un concierto al uso.
Ismael G. Cabral
Conoció las bilas –especie de campanas planas– durante una estancia en la India. Meses antes Mark Pulido se vio inmerso en un accidente de tráfico que lo puso al borde de la muerte. Sanó y se regeneró en parte, dice, gracias a dedicar horas a tocar el digderidoo (un instrumento típico australiano). Luego llegarían las campanas con «un poder curativo aún mayor». El próximo viernes las presentará en Sevilla en un concierto inédito en la Iglesia de La Candelaria.
Proviene del mundo de las Bellas Artes pero su relación con la música la propició un accidente. ¿En qué le ayudó el sonido?
El día de cumpleaños fue el inmediatamente posterior a la tragedia. Mi hermana me regaló un digderidoo, ese instrumento me obligó a trabajar la respiración circular y conforme lo tocaba percibía cómo mi cuerpo pasaba a ser parte del objeto. Los médicos comprobaron cómo me recuperé más rápido gracias a él. Aquella experiencia me llevó a buscar instrumentos ricos en armónicos y en vibración; las dos capacidades fundamentales del sonido curativo.
Sonido curativo suena un tanto presuntuoso. Las bilas, esas campanas planas que usted descubrió y toca hoy día, ¿sirven para algo más aparte de proporcionar un sonido relajante, meditativo?
Sus propiedades curativas han sido investigadas científicamente. Desde luego rebajan la ansiedad y el estrés, incluso su sonido es capaz de resolver problemas que el cuerpo humano aún no ha reflejado pero que están ahí, latentes. Realizan una limpieza de los meridianos energéticos y se habla de que son capaces de ahuyentar el virus de la gripe y favorecen que se deshagan las células tumorales. También ayudan a los insomnes.
¿Cuál es la predisposición con la que acudir a su concierto? ¿Si yo le digo que no me creo nada de lo que cuenta sería un mal oyente?
No pido que nadie me crea; pero sí que quien venga lo haga con la mente y los oídos abiertos, dispuesto, como mínimo, a sentir. Hay campanas que pesan 43 kilos y que provocan fuertes vibraciones en el suelo. No hago canciones ni composiciones en sentido clásico. Se trata de una experiencia que se vive mejor con los ojos cerrados y de la que la gente sale mucho más feliz de como entra.
Todo su discurso es cien por cien New Age. ¿Se siente cómodo en este casillero musical?
No me disgusta, pero es muy difícil catalogar lo que hago. Mis campanas transforman a las personas y consiguen cosas que solo algunas máquinas han logrado, como efectos binaurales que equilibran los hemisferios cerebrales. Es algo impresionante. Y no hay nada electrónico en mi concierto. Mucha gente me ha dicho que cuando no puede dormir se pone mi música y encuentra la serenidad para poder hacerlo.
Sus campanas también hacen la función de escobas. Dice que barren la negatividad.
Está comprobado que barren todo aquello que nos influye negativamente y nos abren hacia la tranquilidad y la relajación.
¿Qué opina de las terapias con cuencos de cuarzo?
Para mí los cuencos no tienen tantos armónicos; su sonido es más lineal.
¿Por qué ha elegido la iglesia de La Candelaria para su recital?
Normalmente, suelo actuar en templos porque tienen unas condiciones perfectas para el sonido de las campanas planas. Al tener los techos muy altos y, generalmente, redondos o circulares, el sonido puede viajar perfectamente a través de todo el recinto para crear la atmósfera que a mí me gusta. La Iglesia de San Nicolás de Bari tiene la particularidad de tener una cúpula bastante elevada, lo que permitirá que el público pueda apreciar todos los efectos terapeúticos y sanadores de las vibraciones y los sonidos. El sonido volará por todo el espacio, será maravilloso.
Publicado en http://elcorreoweb.es/2014/05/30/mis-campanas-son-capaces-de-ahuyentar-el-virus-de-la-gripe/
Ismael G. Cabral
Conoció las bilas –especie de campanas planas– durante una estancia en la India. Meses antes Mark Pulido se vio inmerso en un accidente de tráfico que lo puso al borde de la muerte. Sanó y se regeneró en parte, dice, gracias a dedicar horas a tocar el digderidoo (un instrumento típico australiano). Luego llegarían las campanas con «un poder curativo aún mayor». El próximo viernes las presentará en Sevilla en un concierto inédito en la Iglesia de La Candelaria.
Proviene del mundo de las Bellas Artes pero su relación con la música la propició un accidente. ¿En qué le ayudó el sonido?
El día de cumpleaños fue el inmediatamente posterior a la tragedia. Mi hermana me regaló un digderidoo, ese instrumento me obligó a trabajar la respiración circular y conforme lo tocaba percibía cómo mi cuerpo pasaba a ser parte del objeto. Los médicos comprobaron cómo me recuperé más rápido gracias a él. Aquella experiencia me llevó a buscar instrumentos ricos en armónicos y en vibración; las dos capacidades fundamentales del sonido curativo.
Sonido curativo suena un tanto presuntuoso. Las bilas, esas campanas planas que usted descubrió y toca hoy día, ¿sirven para algo más aparte de proporcionar un sonido relajante, meditativo?
Sus propiedades curativas han sido investigadas científicamente. Desde luego rebajan la ansiedad y el estrés, incluso su sonido es capaz de resolver problemas que el cuerpo humano aún no ha reflejado pero que están ahí, latentes. Realizan una limpieza de los meridianos energéticos y se habla de que son capaces de ahuyentar el virus de la gripe y favorecen que se deshagan las células tumorales. También ayudan a los insomnes.
¿Cuál es la predisposición con la que acudir a su concierto? ¿Si yo le digo que no me creo nada de lo que cuenta sería un mal oyente?
No pido que nadie me crea; pero sí que quien venga lo haga con la mente y los oídos abiertos, dispuesto, como mínimo, a sentir. Hay campanas que pesan 43 kilos y que provocan fuertes vibraciones en el suelo. No hago canciones ni composiciones en sentido clásico. Se trata de una experiencia que se vive mejor con los ojos cerrados y de la que la gente sale mucho más feliz de como entra.
Todo su discurso es cien por cien New Age. ¿Se siente cómodo en este casillero musical?
No me disgusta, pero es muy difícil catalogar lo que hago. Mis campanas transforman a las personas y consiguen cosas que solo algunas máquinas han logrado, como efectos binaurales que equilibran los hemisferios cerebrales. Es algo impresionante. Y no hay nada electrónico en mi concierto. Mucha gente me ha dicho que cuando no puede dormir se pone mi música y encuentra la serenidad para poder hacerlo.
Sus campanas también hacen la función de escobas. Dice que barren la negatividad.
Está comprobado que barren todo aquello que nos influye negativamente y nos abren hacia la tranquilidad y la relajación.
¿Qué opina de las terapias con cuencos de cuarzo?
Para mí los cuencos no tienen tantos armónicos; su sonido es más lineal.
¿Por qué ha elegido la iglesia de La Candelaria para su recital?
Normalmente, suelo actuar en templos porque tienen unas condiciones perfectas para el sonido de las campanas planas. Al tener los techos muy altos y, generalmente, redondos o circulares, el sonido puede viajar perfectamente a través de todo el recinto para crear la atmósfera que a mí me gusta. La Iglesia de San Nicolás de Bari tiene la particularidad de tener una cúpula bastante elevada, lo que permitirá que el público pueda apreciar todos los efectos terapeúticos y sanadores de las vibraciones y los sonidos. El sonido volará por todo el espacio, será maravilloso.
Publicado en http://elcorreoweb.es/2014/05/30/mis-campanas-son-capaces-de-ahuyentar-el-virus-de-la-gripe/
No hay comentarios:
Publicar un comentario