Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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jueves, 12 de febrero de 2015

¿Cómo trata usted a sus riñones?

Se estima que un 10% de la población mundial padece de alguna insuficiencia renal, la cual puede deteriorar la formación ósea o generar anemia
Elizabeth Araujo
Miércoles 11 de febrero de 2015, 11:49 am


Seguramente nunca haya relacionado la calidad de sus huesos con el estado de sus riñones, pero lo cierto es que tienen un papel fundamental en la formación y mantenimiento óseo. Al cuidar de ellos estamos preservando el equilibrio de nuestro organismo, pero, ¿hace todo lo posible por mantener en forma estos órganos? ¿sabe que a partir de los 35 años cada año se pierde un 1% de la función del riñón? ¿Tiene presente que la diabetes es la primera causa de insuficiencia renal?

“Con la edad se va perdiendo función renal. A los 60 años, esta ha caído un tercio de lo normal. No obstante, con esta capacidad los riñones pueden cumplir su función. No hay problema si no hay enfermedad renal”, señala el nefrólogo Santiago Ruiz, del Hospital Clínico Universitario de Caracas.

Por eso los especialistas insisten en controlar los factores de riesgo de la insuficiencia renal, como la diabetes, hipertensión, el tabaquismo o la obesidad. “Se tiene más presente que la hipertensión puede producir embolia o ictus, pero no se tiene en cuenta que también genera daño en el riñón. Básicamente, muchos de los consejos dirigidos a prevenir enfermedades cardiovasculares también van bien para preservar la salud renal. Todo lo que afecta al corazón afecta a los riñones”, sentencia Martín.

Una enfermedad silente
Quizás porque, a diferencia de los problemas cardiacos o pulmonares, la alteración de este órgano no presenta síntomas durante muchos años, o porque muchas personas desconocen sus múltiples funciones y los factores de riesgo, no se suele demandar ninguna prueba para conocer su estado.

“Un 10% de la población mundial tiene insuficiencia renal y lo desconoce. Queremos que se desarrolle una estrategia de salud renal, que se centre en la prevención y en la derivación temprana de primaria a especializada. Es una petición dirigida a la Administración”, reclama Alejandro Toledo, presidente de la Federación de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón. Lo pide por la evidencia de que hay algunas cosas que no se están haciendo bien en nuestro país y por experiencia propia. “Me detectaron la enfermedad casualmente, estuve tres años en diálisis y llevo 15 trasplantado. Es necesario tratar precozmente un proceso que no tiene cura”.

Toledo también aprovecha para hacer una crítica al copago sanitario: “el paciente renal está polimedicado y, en muchos casos, este copago hace insostenible ciertos tratamientos. Hay que pensar que algunos recurren a productos dietéticos, transporte para su diálisis o a ortroprótesis, todo esto unido a los fármacos hace que los pacientes no tengan una buena adherencia a los tratamientos y empeore su salud, lo que derivará en más complicaciones, más hospitalizaciones y más urgencias que finalmente se traducirá en un mayor encarecimiento del sistema”.

Complicaciones renales con diabetes
Pero los expertos envían un mensaje positivo: “Si ya tiene la enfermedad, no es el fin del mundo”. “Hay cinco estadios de insuficiencia renal. Los que están en el tercero o cuarto pueden progresar al siguiente, algo que se puede evitar o retrasar con el tratamiento adecuado y con una serie de medidas”, explica Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología.

En los centros de salud
Lo esencial es detectar a los pacientes en estadios iniciales. Para ello existen dos pruebas, sencillas y baratas: la determinación del filtrado glomerular (un parámetro que tiene en cuenta la creatinina en sangre, la edad y otras características del paciente) y el nivel de albúmina en la orina.

“Podrían aplicarse a toda la población, pero sobre todo es muy importante en los grupos de riesgo: personas con diabetes, hipertensión, antecedentes de problemas cardiovasculares, con algún familiar con insuficiencia renal, en diálisis o trasplantado, o bien aquellas con infecciones urinarias frecuentes o con piedras en el riñón”, señala el presidente de la SEN.

Estas pruebas dan a conocer que algo no marcha bien. Sin embargo, no todos los centros de salud cuentan con estas mediciones. “Un 30% de los centros de familia no recibe la determinación del filtrado glomerular cuando hace una analítica al paciente, y en torno al 10% de los centros no hacen el control de albúmina en orina”.

Tras la realización de esas dos pruebas, habría que añadir una tercera para descartar que la alteración bioquímica se deba a un problema obstructivo fuera del riñón y no a una insuficiencia renal. “Sería una ecografía abdominal. Sin embargo, aproximadamente un 40% de los centros de primaria no pueden realizarla”, alega Tranche.

Con estas tres medidas, mejoraría la detección precoz de estos pacientes. Y con ella, se evitaría en muchos casos la progresión a un estadio avanzado y, por consiguiente, la necesidad de recurrir a una diálisis o a un trasplante y el daño de muchas otras funciones que se realizan diariamente en el cuerpo humano.

Porque cuando el riñón se daña, no sólo se deteriora la capacidad para eliminar las toxinas de la sangre, sino que hay muchos más procesos en el organismo que se alteran. “Este órgano, además de excretar los productos finales del metabolismo, regula el equilibrio hidroelectrolítico, es decir, mantiene la cantidad de agua exacta que el cuerpo necesita y las distintas sales, como el sodio o el potasio.

También se encarga del mantenimiento del pH, del grado de acidez, y tiene además funciones endocrinas que intervienen en la producción de hormonas, como la eritropoyetina que se encarga de producir glóbulos rojos, o en la síntesis de la forma activa de la vitamina D, esencial para la formación de los huesos. Por tanto, si no se mantienen estos parámetros, se generarán múltiples problemas, ya que de esta regulación depende el estado de otros órganos”, argumenta Daniel Serón, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

¿Qué se puede hacer?

  • Ejercicio: la actividad física es un buen aliado para tener controlado el peso, evitar la aparición de diabetes y la progresión de insuficiencia renal.
  • Nutrición equilibrada: la dieta mediterránea es la mejor alimentación para la salud.
  • Reducir el consumo de sal: los españoles toman una media de 9,7 gramos diarios, el doble de lo recomendado. Cuando el riñón está sano, elimina el exceso de sal, pero si tiene algún grado de insuficiencia ese mineral se acumula y eleva la tensión arterial.
  • Evitar el tabaco: algunos estudios asocian el tabaquismo con una progresión más rápida de la insuficiencia renal.
  • Evitar la deshidratación: los vómitos o las diarreas pueden generar deshidratación, sobre todo en ancianos. Esta falta de hidratación puede agravar los problemas del riñón.
  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINES): las personas con riesgo de insuficiencia renal o aquellos que ya tienen la enfermedad deberían evitar estos fármacos, usados frecuentemente en la población, porque dañan el riñón. En su lugar, se puede tomar analgésicos como el paracetamol o el tramadol.
  • Tensión arterial: como mínimo se deben hacer mediciones anuales y mantenerla por debajo de 140/80 mm de Hg.
  • Control de la diabetes: cuando hay diabetes, es fundamental llevar una dieta equilibrada y, si es necesario, un tratamiento adecuado bien con fármacos orales o bien con insulina.
Si la enfermedad renal está avanzada, no hay que desesperar: España es un país modélico en cuanto a número de donantes de riñón. En los últimos años, se ha generalizado la donación de vivo. Un riñón procedente de una persona viva tiene un tiempo de vida mucho mayor.

Un donante de riñón tiene las mismas probabilidades de acabar con insuficiencia renal que la población general.






Publicado en http://analitica.com/bienestar/salud/como-trata-usted-sus-rinones/

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