El verano siempre viene cargado de serpientes estivales informativas, pero que esas culebras rastreras jueguen con la esperanza de los que sólo les queda eso, un poco de ella, para seguir viviendo es más fraudulento aún que las cuentas de muchos partidos.
¿Una cura para el cáncer, para la diabetes, y hasta para un dolor de huevos, todo en uno? ¡Venga ya!
A estos sinvergüenzas parece importarles menos que un comino romperles el motor principal de muchos enfermos crónicos, o terminales, que no es otro que el desear estar sanos. El colmo es que den hasta datos de dónde ir a consultar a este curandero al que podemos acudir sin más filtro que poder pagar el viaje. ¿Para qué las Agencias mundiales de medicamentos?, ¿para qué la ciencia? Está claro: para llenar los bolsillos a quienes se auto-designen curadores.
Si la duda mata, prefiero morir dudando que dejando que me crucifiquen en pro de una salud perdida. Que alguien ponga límites a la sinrazón.
Beatriz González Villegas.
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Asociación de Trasplantados de Páncreas.
miércoles, 31 de julio de 2013
El provecho de la desesperanza.
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