Ahora que llega la Navidad, la fiesta en la que celebramos el Nacimiento de Jesús, el Gran Nacimiento, tiene mucho sentido luchar más aún por las donaciones de órganos. Como dice D. José Pérez Bernal en el Belén de la Solidaridad: "un trasplante es otro nacimiento".
Hoy, desde casa y a calorcito de la estufa, me llegan imágenes que, aunque no me gustan, forman parte de mi vida: los días de hospital cuando otros celebran y celebran. Esos son mis recuerdos, donde se mezclan olores a suero y a desinfectante con sonrisas de mis enfermares, esas de corazón enorme, que aún sin quererlo lo pasan mal viéndonos terminar. Pero ellas, como yo hoy, saben que queda la esperanza, el verde, antes del cielo, el azul.
Tenemos que pelear por ese verde todos los días. Porque no puede ser que haya más niños como Felipe Cruzat o Joaquín Corvalán, no puede ser que cuando volvemos a nuestros centros de diálisis, de visita, sigan nuestros amigos esperando, no puede ser. Y no, porque siguen sólo por una razón estúpida: que hay quienes cuando se van al azul quieren irse con todos y cada uno de sus filetes. Será por eso de resucitar sin que falte ni una loncha de pellejo.
Azul, azul y harta de azul. Ya está bien de incultura, ya está bien de esa falta de solidaridad y de ese egoismo enorme. El azul no vuelve nunca "hecho carne". Volvió uno, sólo uno, y porque era Dios. El resto no lo somos, así que ¿por qué nos gustan tanto nuestras lonchas sin vida? Y peor aún, ¿por qué hoy, que muchos prefieren cenizas, se niegan a donar?
Mientras estoy aquí, con el calor de la estufita y libre de vías centrales y pitidos y monitores que midan todo lo medible, otros, amigos o desconocidos, esperan en camas articuladas y pasillos tibios de hospital. Sí, aquello que todos hemos leido antes de empezar Por quién doblan las campanas me gopea de lleno.
Nos queda el verde. El verde en todos sus matices. Pero ya es hora de dejar de mezclarlo con blanco, ése de la paz y del "no hablar por no ofender", porque está visto que no funciona. Habrá que ir al ácido chillón, que provoque hasta picores en los ojos del que no quiere mirar; y si con eso no vale, me pido el rojo. No es plan montar barricadas con los colchones del tanatorio, pero, ¿por quién doblan las campanas?
Bendita conciencia, bendito Donante, y Feliz Navidad.
Beatriz González Villegas.
Donación de órganos
23/12/2010 - 04:00
Señor director:
Hace dos años, mi hijo Felipe se preparaba con gran alegría para pasar la Navidad en familia, a pesar del deteriorado estado de su corazón. En un par de oportunidades me había hablado de la posibilidad de su muerte siendo aún niño y en sus ojos veía la tristeza de dejar este mundo tempranamente. Yo le decía que saldría adelante, que no moriría, pues aún tenía la posibilidad de un trasplante y volvería a su vida normal.
Después de su partida, el viernes 3 de abril de 2009, me he sumado a muchas iniciativas que buscan promover la donación de órganos en Chile, en la esperanza de que nuestro país pueda contar algún día con un sistema de trasplantes moderno. Pero la tasa de donación de órganos sigue cayendo. Ahora, lamentablemente, ha partido otro niño, Joaquín Corvalán, de tan solo dos años.
A fines de 2009 se modificó la Ley de Trasplantes para incentivar la donación de órganos, pero los resultados a la fecha no han sido del todo satisfactorios. Lo que me parece ha funcionado adecuadamente en la modificación de la ley es la creación de la Coordinación Nacional de Trasplantes, organismo público dependiente del Ministerio de Salud, pues es un equipo que será permanentemente evaluado por la cantidad de trasplantes que se logren realizar en Chile. Sus integrantes son los encargados de estructurar un sistema eficiente, que cuente con los recursos humanos y económicos adecuados.
Sin embargo, pareciera que nuestro país no está aún preparado para el concepto de donante universal, pues existen mitos y temores respecto de la donación de órganos, lo que lleva a que un porcentaje no despreciable de la población termine declarándose como no donante.
Es tarea de todos construir un país con menos temores, al cual podamos confiar nuestros hijos. Serán esos niños que han partido después de tanto dolor quienes nos ayudarán desde el cielo a modernizar finalmente nuestro sistema de trasplantes.
Gonzalo Cruzat González
http://www.latercera.com/noticia/opinion/correos-de-los-lectores/2010/12/896-332838-9-donacion-de-organos.shtml
LAS CAMPANAS DOBLAN POR TI. POEMA DE JOHN DONNE
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me
encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién
doblan las campanas; doblan por ti.
JOHN DONNE, Londres (1572-1631)
http://hablasonialuz.wordpress.com/2009/01/11/las-campanas-doblan-por-ti-poema-de-john-donne/
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