Sevilla / en el convento de santa rosalía
Un Belén que, a todos, da vida.
El 8 de diciembre arranca la IX edición del Belén de la Solidaridad, un nacimiento elaborado por personas trasplantadas y familiares de donantes de órganos. Abcdesevilla.es ha asistido al montaje.
Día 25/11/2010 - 16.18h
C. AGUILAR
Huele a vida entre los gruesos muros del convento de
Santa Rosalía. El día 8 de diciembre, el «Belén de la Solidaridad»
abrirá sus puertas para recibir a miles de sevillanos en el número 8 de
Cardenal Spínola. José, de seis años; Rafael, de diez; José Iglesias, de
seis, Enrique, de dos años, y José Luis, de ocho años, entre otros, son
los autores de un magnífico Belén ambientado en el barrio del Arenal en el siglo XVI. No, no estamos diciendo ninguna locura. Todos comparten haber sido trasplantados y, para ellos, es como volver a nacer.
El Belén cumple este año su edición novena y, como cada año, las asociaciones de trasplantados de hígado, corazón, pulmón y familiares de donantes,
entre muchos más, cuidan y miman que no falte ningún detalle. La idea
comenzó a gestarse en el mes de mayo de este mismo año. Rafael Álvarez,
trasplantado de hígado y maestro belenista de la edición, orgulloso del
trabajo de su equipo, resalta «la obra maestra»: la recreación de las
Reales Atarazanas, tal y como fueron en los años del 1.600. Más de
50.000 ladrillos hechos íntegramente a mano, «hemos empleado horas y
horas», asegura José, trasplantado de hígado. Para él, el 12 de febrero
de 2005 volvía a nacer. La solidaridad de un donante hizo que su vida siguiera teniendo sentido pero, sobre todo, destaca el calor de los familiares en los momentos más difíciles.
En este Belén sevillano, también están representados
monumentos históricos como la Torre del Oro, el Postigo del Carbón y del
Aceite, el Hospital de la Caridad, la Iglesia de San Jorge y el
desaparecido, en 1852, Puente de Barcas –sustituido entonces por el
actual puente de Isabel II o de Triana–. En esta edición, esperan superar las 70.000 visitas del ejercicio anterior y, además, el día 5 de enero, todos los niños que visiten el Belén de la Solidaridad recibirán juguetes de los Reyes Magos.
Las monjas que habitan en el convento de clausura de Santa Rosalía –por cierto, Abogada de los enfermos–,
sienten el halo de vida, de renacer, que allí se respira cada año desde
que se pusiera en marcha esta ilusión. «Siempre nos han recibido con
los brazos abiertos, nos prestan su almacén y también –añade Rafael–
“soportan” el trasiego de material y elaboración del Belén. Estamos muy
agradecidos con ellas». Y es que, la labor que lleva a cabo el doctor
José Pérez Bernal, coordinador de trasplantes en Sevilla, ha estado siempre muy unida a la Iglesia.
En Semana Santa, monseñor Amigo animaba a la donación de trasplantes
como un acto de fe y solidaridad con el prójimo, colocando una vela en
recuerdo de todos los donantes y trasplantados; asimismo, no falta su
visita a este elaborado Belén. Lo esperan también este año, «suponemos
que monseñor Asenjo vendrá a visitarnos, aunque aún no nos lo han
confirmado».
Manolo es padre de un donante. «Mi hijo murió hace cuatro años en un accidente de tráfico. Tenía 34 años y, gracias a su donación, siete personas pudieron seguir viviendo.
Recalca, con la voz entrecortada, el cariño que ha encontrado a través
de las asociaciones de donantes y trasplantados tras el duro golpe que
le dio la vida. «Las personas que han sido trasplantadas me dicen papi»,
y Manolo no dice ninguna tontería. La Ley actual prohíbe que los
trasplantados sepan la identidad de su donante. «Cómo son “niños” que
vuelven a nacer y yo padre de un donante, ven en mí el “padre” o la persona que ha hecho que puedan seguir sus caminos en la vida», afirma Manolo. Su labor en la fabricación del Belén ha sido el minucioso pintado de los ladrillos de las Atarazanas.
«No me gusta el significado de montar un Belén, pero por
promulgar el trabajo que se lleva a cabo desde la coordinador de
trasplantes y viendo el resultado en los trasplantados, hago lo que
sea», manifiesta José Iglesias, trasplantado de hígado hace seis años. «Me ayudaron y también a mi familia, somos una auténtica hermandad». Ahora, su nieto Ismael de 5 años, le ayuda a la construcción de los barcos que albergarán las Atarazanas.
«Viajamos todos en el mismo barco» dice Manuel,
trasplantado dos veces de hígado hace seis años; el barco de la ilusión y
las ganas por seguir viviendo. Y, todo ello, se ha plasmado en este
Belén solidario en el que los sevillanos descubrirán joyas de nuestro patrimonio desconocidas por el paso del tiempo.
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