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lunes, 25 de julio de 2011

Una cápsula para proteger al gen curativo.

Santi Floch Actualizado 24/07/2011 22:10
Equipo de científicos hispalenses responsable del desarrollo de los vehículos moleculares para el ADN. - El Correo

Científicos sevillanos idean cómo llevar el gen-medicamento al interior de las células

Las denominadas terapias génicas, consistentes en la administración de genes como medicamentos, están consideradas por la medicina como el camino hacia una curación de las enfermedades personalizada, permanente y sin apenas efectos secundarios. Ahora bien, ¿cómo se realizan estas terapias? Se trata de un complejo campo, actualmente objeto de intensos estudios, al que un equipo de científicos sevillanos ha aportado una contribución: la creación de un "transporte molecular" que lleva el ADN terapéutico sano y salvo hasta su destino en el núcleo de las células humanas.

El invento ha sido ya patentado y es el fruto de una investigación dirigida por los profesores José Manuel García Fernández, del Instituto de Investigaciones Químicas (CSIC-Universidad de Sevilla), y Carmen Ortiz Mellet, del departamento de Química Orgánica de la Hispalense. Como explican estos científicos, las células poseen "fuertes mecanismos de defensa destinados a impedir la intrusión de genes extraños", de forma que administrar una terapia génica resulta complicado. "Se requiere un vehículo capaz de transportar y proteger el ADN terapéutico durante su tránsito en el interior de la célula", explica el profesor José Manuel García.

Al llegar al núcleo celular, el gen se convierte en un "principio activo", pues promoverá o inhibirá -según convenga- la síntesis de la proteína que esté implicada en el problema de salud que se quiera tratar. De esta forma, las terapias génicas se dirigen directamente a la causa de las enfermedades y no a los síntomas. Según indican los autores de la investigación, es un tipo de medicina que podrá aplicarse a "patologías tanto de origen genético (fibrosis quística, diabetes o enfermedades musculares) como adquiridas (cáncer, SIDA, hepatitis, desórdenes cardiovasculares o neurológicos como el Parkinson o el Alzheimer)".

El doctor Alejandro Díaz Moscoso, que ha trabajado en este proyecto durante los últimos cinco años, añade: "La terapia génica podría aplicarse a un gran número de enfermedades, especialmente aquellas provocadas por la falta o el mal funcionamiento de una proteína concreta. Aunque, junto a ello, modificando el tipo de material génico que se introduzca en las células se pueden lograr una amplia diversidad de efectos que pueden utilizarse en el tratamiento de enfermedades muy diversas".

Según este científico alcalareño, que actualmente trabaja en la universidad de East Anglia, en Inglaterra, cuando el material genético que queremos aportar llega al núcleo celular, el nuevo fragmento de ADN "es expresado" de la misma forma que el ADN propio. "Es similar a lo que ocurre con los virus durante una infección, ellos introducen su material génico en las células huésped y estas comienzan a formar nuevos virus". De hecho, virus modificados han sido utilizados como vehículo para el ADN terapéutico en el pasado, aunque este uso no está exento de peligro, pues el virus puede retener parte de su toxicidad o ser combatido por el cuerpo anulando el tratamiento.

Éste y otros problemas, como el que las células intentan "digerir" sin más cualquier elemento que entra en ellas (fragmentos de ADN incluidos), dificultan que las terapias génicas se conviertan por fin en una realidad. El trabajo de estos científicos sevillanos aparece como una solución a estos problemas, de ahí su importancia.

Como explica Díaz Moscoso, "añadiendo nuestras moléculas-vehículo a una disolución del ADN que queremos introducir, éstas van creando capas alrededor del material genético, formando pequeñas esferas de entre 50 y 75 nanómetros, algo superiores a la millonésima parte de un milímetro. Tienen una forma parecida a una cebolla", explica el investigador. Estas esferas son capaces de transportar en su interior al ADN "sano y salvo" hasta su destino en el núcleo celular, donde cumplirá su misión terapéutica. Al ser solubles en agua, su administración es muy sencilla: colirios, sprays nasales, soluciones tópicas o inyectables.


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