Recursos Humanos RRHH Press – Las organizaciones y empresas no acostumbran a facilitar a sus trabajadores, cuando estos llegan al final de su etapa productiva, una formación de transición hacia una jubilación preparada para la sociabilización digital.
Así lo cree Vicent A. Querol, profesor de Sociología en el Departamento de Filosofía y Sociología de la Universidad Jaume I y autor del estudio ‘Mayores y ciberespacio. Procesos de inclusión y exclusión’, publicado en la colección TIC CERO de la Editorial UOC.
En este estudio, Querol hace un análisis
de los usos y prácticas sociales en el ciberespacio entre los adultos
españoles mayores de cuarenta y cuatro años, y destaca que estos, en
materia de formación tecnológica, “dependen de la transferencia
espontánea de su entorno inmediato, es decir, hijos o nietos, o sea, una
educación informal que buenamente otorgan los familiares, en la que,
sin embargo, falta pedagogía”.
Para Querol, “el proceso de
transformación social y tecnológica contribuye a alejar a la gente mayor
del acceso a los servicios proporcionados por el ciberespacio y su uso”. El uso creciente de las TIC como medio de acceso a varios aspectos cotidianos implica “una incorporación continua de herramientas tecnológicas que puede generar una minusvalía digital en estas personas”.
Según el profesor de la Universidad
Jaume I, las capacidades de estas generaciones no son la causa de una
posible exclusión de la sociedad de la información, sino que lo es la
carencia de infraestructuras y herramientas disponibles que les permitan
el acceso a las TIC. En su estudio, observa que hay “un proceso de asincronía” entre el ritmo de innovación tecnológica de la sociedad de la información y las prácticas sociales de las personas mayores.
“Las generaciones objeto del estudio
han experimentado procesos de introducción de las TIC en consonancia
con el sector productivo y su posición en la jerarquía social”, explica el autor.
A pesar de que el uso de las TIC se
enmarca en el ámbito laboral, estas generaciones usan también las
tecnologías fuera del trabajo, para mantener, sobre todo, las relaciones
sociales. “La desvinculación del trabajo, y la consiguiente
reducción de las relaciones, podría hacer pensar en usar las TIC como
refugio contra la soledad, pero el entretenimiento virtual en forma de
juego no aparece como antídoto”, asegura Querol; más bien se
observa que cualquier práctica de ocio tiene que estar dotada de un
fuerte componente relacional para cautivar el interés de las personas
mayores.
Socialización digital desigual
Las generaciones nacidas antes de los
años sesenta arrastran varios factores de desigualdad ligados sobre todo
al género, la educación recibida y su posición en el territorio. Querol
observa una brecha en el uso de Internet entre los hombres y las
mujeres como consecuencia de la ausencia del género femenino en el
mercado laboral, en ocasiones, o la ocupación de puestos de trabajo que
no han promovido el contacto con herramientas del ciberespacio.
“Los niveles educativos de las personas mayores producen de forma clara la desigualdad de acceso a las TIC y de su uso”, añade Querol. En este sentido, la sociedad del conocimiento es un espacio de oportunidades “siempre y cuando se llegue a ella dotado de conocimientos previos”.
La posición de la gente mayor en el
territorio es otro factor de desigualdad. Los habitantes de los medios
rurales utilizan menos el ciberespacio debido a las infraestructuras
existentes, el trabajo que realizan o los niveles educativos de la
población rural mayor.
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