Artículo facilitado por el Dr. D. José Luis Limia
Compañero voluntario de la asociación nazarena ASANCOR.
Son pocos los especialistas en medicina natural que recomiendan beber café. Los médicos, por su parte, educados para luchar contra toda clase de “adicciones”, suelen colocar a la cafeína en el banquillo de los acusados, al lado del alcohol, el tabaco e incluso ¡las drogas!
Pero a pesar de la desconfianza que provoca el café, ningún estudio ha conseguido todavía demostrar que su consumo razonable aumente el riesgo de hipertensión, problemas del corazón o cualquier otra enfermedad grave.
Justo al contrario: se empieza a creer que el café podría tener múltiples efectos beneficiosos para la salud. Algunos naturópatas, que hasta ahora estaban muy en contra del café, están revisando sus propias recomendaciones. (1)
El gran estudio EPIC sobre cáncer y nutrición en Europa ha determinado que, contrariamente a lo que se creía hasta ahora, no existe ninguna relación entre el consumo de café y el aumento del riesgo de sufrir enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o enfermedades del corazón. (2)
En cambio, ha comprobado, como así lo hicieron varios estudios con anterioridad, que el café podría reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
También podría reducir en gran medida el riesgo de sufrir Parkinson. Un estudio publicado en el prestigioso Journal of the American Medical Association señala incluso una reducción del riesgo ¡del 80%! entre los grandes consumidores de café. (3)
También podría reducir el riesgo de cáncer de próstata, hígado, riñón y colon, el riesgo de arritmia cardíaca y los problemas pulmonares. (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10)
Sin embargo, para aprovecharse de los beneficios del café, hace falta respetar algunas normas.
Consuma café de verdad
Un estudio publicado en una revista médica especializada en Alzheimer, Journal of Alzheimer Disease, comparó el efecto de la cafeína sola con el de la cafeína mezclada con otros ingredientes presentes en el café. Únicamente el café solo, con todos los ingredientes naturales que contiene, posee efectos positivos sobre la memoria.
No es ninguna sorpresa: el café contiene una mezcla natural de polifenoles antioxidantes (entre los que se encuentran ácidos clorogénicos) y bioflavonoides. Puede que el café sea incluso la fuente alimenticia de antioxidantes más importante en países desarrollados. Los diferentes compuestos químicos presentes en el café se cuentan literalmente por miles y la ciencia nos sugiere que sus efectos se combinan para aportar todos estos beneficios. (11)
Evite por tanto cualquier sucedáneo de café; ni los extractos ni mucho menos la cafeína pura producen dichos efectos, sino el producto en su conjunto, a poder ser biológico y lo más cercano posible a su forma natural.
Contrariamente a la creencia falsa, pero ampliamente extendida, el café negro torrefacto (tostado) es bueno para la salud, y no así el café sin tostar. Y yo diría incluso más: cuanto más tostado, mejor.
Y esto es así porque cuanto más tostado está el café (por tanto negro) menor es su contenido en cafeína. La cocción de los granos de café descompone la cafeína, que se degrada por el efecto del calor. Pero eso no es todo, ya que un café más negro también es más rico en antioxidantes por el efecto de concentración que se produce durante el proceso de descafeinización. Un estudio ha comprobado que el café muy tostado es más neuroprotector que el café sin tostar. Otro estudio ha demostrado que resulta más eficaz para restaurar los niveles celulares de vitamina E y glutatión (dos antioxidantes muy importantes), así como para bajar de peso. (12) (13)
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Usted tiene al menos 3 probabilidades entre 5 de morir por una “enfermedad del estilo de vida” asociada a la alimentación, a la falta de actividad o al tabaquismo. Es el resultado de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero también tiene un 80 por ciento de probabilidades de prevenir esas enfermedades, o incluso de curarlas, adoptando algunos sencillos hábitos que quizá su médico no conozca.
De forma similar, el café de filtro, preparado en una cafetera eléctrica, es más rico en cafeína que el expresso, ya que el tiempo de infusión es mucho mayor. Por último, cuanto más fino sea el grano molido, más cafeína tendrá el café.
En resumen, y para dejar las cosas clave claras, recuerde que: el café con mayor contenido en cafeína es el café poco tostado (marrón), molido muy fino y preparado en una cafetera de filtro.
Por el contrario, el café que menos cafeína tiene es el café muy tostado (negro), poco molido y preparado en una cafetera expresso.
El problema de la cafeína
La cafeína no es ni mucho menos un veneno. Una persona tolera fácilmente 400 mg al día, salvo en casos de hipersensibilidad, lo que equivale a cuatro tazas.
Tiene un efecto estimulante de sobra conocido, pero no por ello es una droga, nada más lejos de la realidad. Es legal en todos los países y la FDA, la autoridad sanitaria norteamericana, que es extremadamente puntillosa, la coloca entre las “sustancias alimenticias con múltiples finalidades que no son consideradas por lo general como peligrosas”.
Puede provocar trastornos del sueño, pero en ese caso en general basta con no tomar café después de media tarde.
Y, contrariamente a la creencia popular, la cafeína no es un diurético. Varios estudios han demostrado que su impacto sobre nuestros fluidos corporales no es diferente al que se obtiene al tomar simplemente agua. En cambio, puede provocar escalofríos, retortijones y palpitaciones si se toma en cantidades elevadas. (14) (15)
Pero si a usted le sienta mal el café, la cafeína no siempre tiene la culpa. Puede que usted tenga intolerancia a los azúcares quemados y a los aceites que se producen en la torrefacción, a hongos o a toxinas que provocan alergias. Por eso es importante asegurarse de que su café procede de una producción biológica y que se ha cuidado mucho su elaboración.
De todas maneras, los efectos positivos del café parecen compensar en gran medida sus efectos negativos en la mayoría de los casos. Aunque fíjese que, aun así, a las mujeres embarazadas les recomiendo que eviten a toda costa la cafeína.
¿Y qué pasa con la teína?
La cafeína que se extrae de los granos de café es desde el punto de vista químico prácticamente idéntica a:
la guaranina que se extrae de los granos del guaraná
la mateína que se encuentra en las infusiones de hojas de yerba mate
la teína que se encuentra en las infusiones de hojas y brotes de té
¡Así que la teína y la cafeína no son muy diferentes! La teína se puede encontrar en los granos, hojas y frutos de diferentes plantas, puesto que actúa como un insecticida natural, paralizando o matando a los insectos que se nutren de ella.
Sin embargo, el té y el café no se comportan de la misma forma en las personas, ya que en el té, la cafeína que contiene se asocia a los taninos del té, que retrasan su asimilación en el organismo y tiene así efectos más escalonados en el tiempo que el café.
A esto hay que añadir que una taza de té contiene cuatro veces menos cafeína que una taza de café, lo que explica que hablemos de un efecto estimulante de tres a seis horas en el caso del té y de un efecto excitante mucho más rápido e intenso en el caso del café.
Beber té permite aumentar el nivel de concentración y vigilia durante un periodo más largo, sin estar por ello nervioso, lo que explica su éxito entre los monjes, en especial en las religiones orientales, que valoraban sus efectos estimulantes para meditar durante más tiempo.
El té tiene asimismo un efecto relajante proporcionado por la teína, que relaja el cerebro.
5 cosas que debe recordar sobre el café
El único café que le permitirá sacar el mayor partido posible a sus efectos terapéuticos es el café de buena calidad.
Elija café ecológico. El café es uno de los cultivos más rociados con pesticidas, así que seleccione únicamente granos de café con certificado biológico, ya que todos los beneficios para la salud mencionados más arriba se verán claramente reducidos si el café contiene trazas de pesticidas. Cuando sea posible, compre café cultivado en área forestal, con el fin de contribuir a reducir la destrucción de las selvas tropicales y de los pájaros que viven allí. Muchos amantes del café también consideran que su sabor es de los mejores.
Café en grano. Compruebe que tanto el aroma como el sabor son fuertes y agradables. Los granos de café tostado son ricos en aceite y pueden ponerse rancios, lo que hace que el café tenga entonces un sabor ácido. El café molido se enranciará mucho más rápido.
Beba el café solo. Evite la nata, el azúcar y la leche con el café. Utilice agua pura.
Filtro de café. Si utiliza un filtro de café, vigile que no se haya blanqueado con el cloro. Los filtros blancos brillantes han sido tratados químicamente y estos productos irán a parar a su taza.
La taza. Utilice una buena taza de café de loza o porcelana y destierre los vasos de cartón o, peor aún, de plástico. No sólo es mucho más agradable y el café sabrá mejor, sino que evitará que el café contenga efluvios de Bisfenol-A u otros productos derivados del plástico.
Y ahora, siéntese y disfrute de su taza de un buen café, sabiendo que además está llena de beneficios.
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¡A su salud!
Juan-M Dupuis
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