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jueves, 12 de febrero de 2015

Fructosa ¿aliada o enemiga de diabéticos?



Por: Redacción Quo
Miércoles 11 de febrero de 2015



Estudios recientes han mostrado que los azúcares añadidos, especialmente los que contienen fructuosa, son el motor principal de la diabetes y pre-diabetes, incluso más que otros carbohidratos. Los expertos que escriben en Mayo Clinic Proceedings cuestionan las directrices dietéticas actuales que permiten hasta un 25% de las calorías diarias totales como azúcares agregados y proponen reducciones drásticas en la cantidad de azúcar y fructuosa, especialmente añadida, que la gente consume.
Dos glúcidos: glucosa y fructosa
De acuerdo con un comunicado de ErukAlert!, a nivel mundial, aproximadamente uno de cada diez adultos tiene diabetes tipo 2. En 1980 había 153 millones de personas afectadas por la enfermedad en todo el mundo, para 2008 la cifra había aumentado a más del doble con 347 millones. En Estados Unidos, 29 millones de adultos (uno de cada 11) tiene diabetes tipo 2, mientras que otros 86 millones (dos de cada tres) tienen pre-diabetes.

En los niveles actuales, el consumo de azúcar añadido y, en particular, el de fructuosa añadida, están impulsando un empeoramiento de la diabetes tipo 2”, dijo el autor principal Dr. James J. DiNicolantonio, un científico de la investigación cardiovascular en el Mid America Heart Institute de San Lucas, Kansas Citye en Estados Unidos. “Aproximadamente el 40% de los adultos estadounidenses ya tienen algún grado de resistencia a la insulina con proyecciones que casi el mismo porcentaje desarrollará diabetes franca”.

La fructosa es un azúcar, como la sacarosa.
El resultado neto de consumo excesivo de fructuosa añadida es un trastorno global tanto del metabolismo como de la resistencia a la insulina, dicen los autores. Otros azúcares de la dieta sin fructuosa parecen ser menos perjudiciales en estos aspectos. De hecho, varios estudios clínicos han demostrado que, en comparación a la glucosa o almidón, el intercambio isocalórico con fructuosa o sacarosa conduce a aumentos en la insulina en ayunas, glucosa en ayunas y a las respuestas de la insulina/glucosa a una carga de sacarosa.

Esto sugiere que la sacarosa (en particular el componente de fructuosa) es más perjudicial en comparación con otros hidratos de carbono”, agrego el Dr. DiNicolantonio.

Los datos sugieren que sólo la glucosa en sustitución de almidón con azúcar de mesa que contiene fructuosa (sacarosa) se traducen en efectos metabólicos adversos significativos. Los efectos adversos son más amplios con el aumento de resistencia a la insulina y más profundos con mayores proporciones de fructuosa añadida en la dieta.

La totalidad de la evidencia es convincente para sugerir que el azúcar añadido y, especialmente, la fructuosa añadida (por lo general en forma de jarabe de maíz de alta fructuosa y el azúcar de mesa), son un serio y creciente problema de salud pública, según los autores.

Las Guías Alimentarias 2010 para los estadounidenses dicen que es aceptable para algunas personas que consumen hasta un 19% de calorías provenientes de azúcares añadidos, y el Instituto de Medicina permite hasta un 25% de azúcares añadidos del total de calorías. En contraste, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los azúcares añadidos no deben constituir más del 10% de la ingesta calórica de un día entero, con una propuesta para reducir este nivel al 5% o menos para una salud óptima.

Estos niveles estarían más en línea con los que los autores recomendarían y del mismo modo a las recomendaciones existentes de la American Heart Association (AHA) –a no consumir más de seis cucharaditas (24 gramos) de azúcar por día en el caso de las mujeres y no más de nueve cucharaditas (36 gramos) de azúcar por día en el caso de los hombres.

Mientras que la fructuosa se encuentra de manera natural en algunos alimentos integrales como frutas y verduras, el consumo de estos alimentos no representa ningún problema para la salud humana. De hecho, consumir frutas y verduras es una probable protección contra la diabetes y la disfunción cardiometabólica, explicaron DiNicolantonio y sus colegas.

Los autores proponen que las directrices dietéticas deben modificarse para alentar a las personas a sustituir los alimentos procesados, cargados de fructuosa y azúcares añadidos, con alimentos integrales como frutas y verduras.

La mayoría de las directrices existentes están a la altura de esta marca en el costo potencial de empoderamiento de los índices de diabetes y cardiovasculares relacionadas y otras consecuencias”, escribieron.

Los autores también creen que debería haber incentivos para que la industria agregue menos azúcares, sobre todo fructuosa, a los alimentos y bebidas que se producen. Y concluyen que “a nivel individual, limitar el consumo de alimentos y bebidas que contienen azúcares añadidos, fructuosa particularmente, puede ser una de las estrategias más eficaces para garantizar la propia salud”.




Publicado en http://quo.mx/noticias/2015/02/11/fructosa-aliada-o-enemiga-de-diabeticos

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